Por SALVADOR HOLGUIN Fecha: 15/07/2025
Al presidente Luis Abinader Corona me une una valoración objetiva. Me consta que es un mandatario tolerante, abierto al disenso y con vocación democrática. Pero también me consta que dentro de su gobierno operan islas de poder que se manejan como estructuras paralelas, con autonomía dañina y agendas propias, muchas veces en contradicción con la línea programática y la visión presente-futuro presidencial del gobernante.
Estos “gobiernitos” internos dentro de la administración del mandatario Abinader están generando desorden, debilitamiento institucional y, lo más preocupante, una peligrosa desconexión entre el presidente y la base social y política que lo llevó al poder. Si no se toman decisiones contundentes, si no se impone el orden desde el despacho presidencial, estos grupos terminarán desestabilizando su gobierno y dejándolo solo antes de tiempo.
La situación se agrava aún más con la actitud de varios presidenciables del oficialismo, que actúan como si ya estuvieran en campaña para reemplazar a Luis Abinader, olvidando quién les abrió el camino. Se muestran engreídos, arrogantes y prepotentes. No responden llamadas, denigran, menosprecian y discriminan a los dirigentes, líderes comunitarios y colaboradores que fueron clave en la conquista del poder en 2020.