Quiero dejar claro que respeto la dignidad de todas las personas, sin importar su orientación. Pero no estoy de acuerdo con que este tipo de relaciones se permita dentro de la estructura militar, porque la milicia no es un lugar cualquiera. Es un espacio donde la disciplina es estricta y la jerarquía manda.
La estructura militar es delicada
En la milicia, un superior tiene muchísimo poder sobre un subalterno. Y aquí lo digo de manera simple, como lo diría un niño de quinto grado: “el jefe manda, y el que está abajo tiene que obedecer”.
Por eso, cuando se permite mezclar la vida íntima con esa cadena de mando, se pueden producir problemas serios.
Qué podría pasar — explicado sencillo
1. Superiores usando su poder de mala forma
Lo digo fácil: “si un jefe quiere algo, el más pequeño puede sentir miedo de decir que no”.
Esto abre la puerta a abusos o presiones que nadie debería vivir.
2. Miedo a venganzas
Si un militar rechaza avances de un superior, puede temer que lo cambien de puesto o lo evalúen mal.
Es como en la escuela cuando un niño teme que el profesor lo castigue, pero aquí es mucho más serio.
3. Problemas en la disciplina
Si dentro de un grupo militar hay relaciones íntimas, eso puede traer celos, favoritismo o divisiones.
En palabras simples: “si unos se sienten preferidos, otros se van a sentir mal”.
4. Ambiente incómodo
Algunos militares podrían sentirse inseguros o tensos, porque no sabrían cómo actuar sin que algo se malinterprete.
Un cambio que no se pensó para este tipo de institución
Es cierto que la sentencia busca igualdad ante la ley, pero creo que no se pensó lo suficiente en las características de la milicia.
La Cámara de Diputados tampoco creó normas específicas para evitar que este cambio cause daños.
Lo explico sencillo:
“Si en un lugar donde hay mucho poder tú no pones reglas claras, siempre habrá alguien que haga cosas malas”.
Conclusión
No se trata de discriminar, sino de proteger.
La milicia necesita orden, disciplina y seguridad. Si no se establecen controles claros, muchos superiores podrían usar su rango para obtener favores o presionar emocionalmente a sus subordinados.
Mi desacuerdo no viene de odio, sino de preocupación.
Dicho simple: “si no se cuida esto, muchos jefes pueden hacer daño, y eso está mal”.