Aquellos que ya están atrapados en este
problema de consumo de esa sustancia, que se aspira por la nariz, los
consumidores locales, calculados en miles por día, pagan por algo que creen es
cocaína, aceptada con sus “cortes”, cuando la verdad es que se trata de un
conjunto de adictivos que pueden llevarle a una muerte segura.
Hay una estafa clara en la venta de esta
droga, y mientras el consumidor sigue creyendo es cocaína, su adición a esa
mezcla de sustancias avanza y mantiene su salud entre en juego de muerte.
Los síntomas ya están a la vista en
las calles, con la presencia en la diversidad sexual de adolescentes, jóvenes,
adultos y hasta gente entrada en su vejez, con problemas mentales y pulmonares
respiratoria; flácida, enfermos, rateros, asaltantes y asesinos. Además, se
añaden las desgracias que padecen las muchas familias cuyos parientes adictos
tienen serios problemas de conducta.
Diálogos francos, mantenidos con padres y
otros integrantes de familias residentes en diferentes sectores de la
ciudad, revelan la existencia de un problema que agobia esos ambientes; peleas
y discusiones en la familia, rebeldía de hijos, cambios radicales de conducta;
ausencias del hogar, especialmente menores de edad, alteraciones del humor,
sustracción de pertenencias en el hogar, entre otras situaciones.
Irritación y agresividad son también
reacciones que indican de alguna forma un problema que podría estar asociado al
consumo de drogas, que en el caso tratado tiene sus particularidades de
mayor peligro al desconocer el consumidor el contenido de lo que “esnifa” o
inhala a través de sus fosas nasales.