miércoles, 6 de agosto de 2025

LA HERENCIA: Un premio o un maleficio (y III)

 



Por: Lic. Parmenio Paulino Nuesi.- En el corazón de cada conflicto judicial donde las emociones y los sentimientos se desbordan; y las posturas se endurecen, existe una figura clave: el abogado mediador. Su rol trasciende la mera representación legal y se convierte en un arquitecto facilitador de diálogos constructivos.-

El abogado mediador, con su conocimiento práctico del sistema actúa como un faro de luz en medio de la tormenta.  Su principal objetivo no es dictar sentencias, sino orientar a las partes para hacer más breve el proceso y lograr soluciones satisfactorias en base a la verdad, y ¨solamente con la verdad¨ fomentando la comunicación efectiva y la empatía.- 

Sin embargo, ¨Cuando en la discusión se da prioridad a los sentimientos no controlados, la justicia y la razón se alejan; se pierde el sentido común y surge la violencia¨.  

En definitiva, el abogado mediador es un constructor de consenso y un promotor de la justicia restaurativa. Su objetivo reitero, es empoderar a las partes, amparados en decisiones judiciales provisionales o preparatorias, para que estas puedan resolver sus conflictos de manera amigable y equitativa; pero sí aún así, las partes promueven posiciones intransigentes, obsesivas y cargadas de resentimientos, entonces el abogado mediador debe renunciar a sus funciones para que en lo adelante otros actores continúen el proceso por ante los tribunales de forma contradictoria a través de un largo tramite judicial, y así el órgano correspondiente pueda tomar la solución del conflicto mediante sentencia definitiva con la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada.- 

Al concluir, es importante resaltar que el abogado mediador en el ámbito familiar es un profesional que solo se debe a la verdad y a lo justo y no debe inclinarse a favor de ninguna de las partes y solo debe dar fe de los acuerdos arribados.-