viernes, 14 de junio de 2019

Obispo consagra capilla San Antonio de Padua en la parte baja de Marmolejos, Los Hidalgos


Marmolejos, Los Hidalgos.- Esta comunidad recibió con mucho entusiasmo el pasado jueves la consagración de su nueva capilla denominada San Antonio de Padua, durante una misa impartida con la bendición del Obispo de la Diócesis de la provincia de Puerto Plata Julio Cesar Corniel Amaro.

La celebración de la primera misa oficial tubo una nutrida asistencia de miembros de la comunidad y la participación de diferentes invitados representativos de otras localidades. Durante el evento cinco pre-adolescentes celebraron su primera comunión, también se celebraron dieciséis bautizos y seis confirmaciones.

Esta capilla fue creada bajo la coordinación del Diacono Eddy Arias y la participación activa entre otros, de los señores Santo Sánchez, Santa Pilar, Metora Sánchez, Carmen Cruz, Denni Sánchez, entre ellos catequistas, animadores de asamblea y colaboradores de la iglesia católica.  

Días previos a la consagración se celebraron las primeras fiestas patronales los días 11, 12 y 13 de Junio, donde fue escogida su reina infantil 2019, eventos que se continuaran celebrando y ampliando en los próximos años.

El solar donde se construyó la importante obra cristiana fue donado por la familia Aguirre-Hernández dando continuidad al legado de su madre Wencesla Hernández de Aguirre.


Wencesla Hernández (Chucha).-
 
Wencesla Hernández de Aguirre, fue una mujer de carácter firme y alma noble, comerciante, trabajadora incansable, nació el 28 de septiembre del año 1910, procedente de Martín Alonso, fueron sus padres el señor Domínguez y Rosa Hernández.  

Caso con Alejandro Aguirre un hacendado oriundo de La Vega que emigro a Marmolejos, allí procrearon una familia integrada por Mercedes, Juana Irene (Idana), Tomasa, Olga, Ramón Antonio, Rafael y Pedro Alejando.

Sus acciones bondadosas estaban cimentadas en una profunda convicción cristiana, fue una mujer espontánea y desprendida de sus bienes, los cuales disponía en favor de los necesitados.    

Doña Chucha, como le decían sus amigos, organizaba en su residencia cada año una de las velaciones más concurridas de la comunidad, el 13 de Junio, día de San Antonio de  Padua. Allí se presentaba un perico ripiao acompañado de suficiente comida y postres para satisfacer a los invitados.

La celebración que realizaba cada año invocando gratitud a su santo era en cumplimiento a una promesa que ofreció esta abnegada madre por la salud de su hijo Ramón Antonio Aguirre, quien padecía una delicada enfermedad de la que pudo salvar la vida milagrosamente.

Su lamentable fallecimiento se produjo el 21 de enero del año 1988. 
(Texto Parmenio Paulino)