La Habana, Cuba.- El
hijo mayor de Fidel Castro, Fidel Ángel Castro Díaz-Balart, de 68 años, se
suicidó este jueves por la mañana en La Habana (Cuba). Hace meses recibía
tratamiento por una fuerte depresión, según informan los medios oficiales cubanos.
Durante un tiempo estuvo hospitalizado a causa de la enfermedad y actualmente
se encontraba en tratamiento ambulatorio.
Castro
Díaz-Balart (1 de septiembre de 1949, La Habana) fue el único hijo de Fidel
Castro con su primera esposa, Mirta Díaz-Balart, una joven de una prominente
familia habanera de la que se divorció en 1955.
Conocido
popularmente como Fidelito y de gran parecido físico con su padre, el caudillo
de la revolución cubana, era ingeniero nuclear y se había especializado en la
materia en la Unión Soviética, donde por cuestiones de seguridad cursó estudios
y obtuvo sus títulos bajo el seudónimo José Raúl Fernández. También era asesor
científico del Consejo de Estado de Cuba y vicepresidente de la Academia de
Ciencias de Cuba. Tenía dos hijos de su matrimonio con la rusa Olga Smirnova,
Fidel Antonio y Mirta María.
Se
doctoró en Ciencias Físico Matemáticas por el Instituto de Energía Atómica I.
V. Kurchatov, uno de los principales centros de investigaciones atómicas
soviéticos, del que fue investigador. En 1974 se graduó suma
cum laude en Física Nuclear por la Universidad Estatal
Lomonosov de Moscú.
De
1980 a 1992, Secretario Ejecutivo de la Comisión de Energía Atómica de Cuba. El
hijo de Fidel Castro Ruz (1926-2016) fue el responsable de desarrollar la
Planta Nuclear de Juraguá (al oeste de la bahía de Cienfuegos), una ciudad
nuclear que no llegó a ser completada por el colapso de la Unión Soviética y
hoy permanece abandonada.
Su
contacto con su padre en sus años de crecimiento y formación fue limitado, como
reconocía en 2013 en una entrevista con Rusia Today: “No es un secreto que en
los años de mi adolescencia y primera juventud en Cuba habia una situacion muy
compleja (…), e indudablemente tanto él como los otros principales líderes
tenían poco contacto. No tenían la posibilidad que tiene un ser humano normal
de llegar a la casa tranquilo”. “Había un filósofo español, Ortega y Gasset,
que decía: “Yo soy yo y mis circunstancias’. Eso puede decirlo cualquiera”,
sonrió, vestido de traje y con una barba similar a la de su padre. “Y eso lo
puedo repetir yo también”.