Al profundizar en lo que a grado de conciencia se
encamina el ser humano como eje central de la creación se infiere que el amplio
serán que le cobija no le permite brillar con transparencia ante los ojos del
Omnipotente Dios, debido a que una conciencia cercada de la sombra del pecado
no les permite vislumbrar hasta el horizonte donde se encontrará con el sublime
creador.
Al estudiar con detenimiento el código de leyes o
mandatos divinos se podría determinar cuáles el glosario del pecado que
humanamente nos separa del amor de Dios, los cuales producen muerte eterna,
haciéndonos perder la gracia como favor divino. Al conjunto infinito de pecados
se le define como sombra de muerte, creando sufrimientos, angustias, violencia
y enfermedades incurables.
Quienes viven en las sombras de pecado experimentan
una pobreza tan calamitosa que al final de la jornada le toca a otros cargar
con problemas que ellos no ocasionaron.
Las crisis del hombre y por ende de la sociedad es por
no dejarle iluminar por las palabras sagradas y divinas.
El mensaje bíblico y el magisterio de la Iglesia
constituyen los puntos de referencias esenciales para valorar los problemas que
se plantean en las relaciones entre el hombre y el medio ambiente.
En el espacio existencial donde el ser humano se
convierte en protagonista de su libertad o condena.
La conciencia como balanza indica con claridad los
hechos conductuales negativos y positivos.
Es tiempo para que iniciemos a caminar por sendas de
luz para vencer las tinieblas que ensombrecen la vida.
“Feliz Pascua de Resurrección”