Por el Doctor José Pérez
Poniéndolo simple, y sin profundizar demasiado, cuando un
grupo de hombres y mujeres se reúnen, hablan, discuten y acuerdan crear o
establecer una organización política, ellos generalmente escriben un programa, o
guía de acción. En ese programa, ellos están supuestos a exponer qué es lo que
ellos quieren o persiguen, qué ellos se proponen; qué tipo de agrupación es
esta. ¿Es ello una asociación de campesinos, de estudiantes, de profesionales, de
obreros, de mujeres, etc.? ¿Cuál es la aspiración final u objetivo del grupo?
esto se conoce como estrategia. También se le puede llamar el propósito, la
meta, o que se ambiciona.
Tácticas son las distintas situaciones, modos o métodos de
luchas y maniobras, que se espera que van a suceder en el muchas veces penoso, amargo
y arduo camino en búsqueda del objetivo. Se supone que los organizadores
conocen dónde ellos están sentados, cuando hacen sus planes, sea ello un panal
de avispas o una colonia de hormigas caribes; o sentados en medio de un grupo
de serpientes, hienas o Demonios de Tasmania.
Como se ha hablado de formar un grupo político, no se debe
olvidar que lo económico domina lo político; que las condiciones económicas del
país controlan las condiciones políticas. Demostrándose aquí claramente que
aunque partidos políticos y personajes vengan y vayan en un determinado país,
al mantenerse las mismas condiciones económicas, ese país se mantiene en el
mismo marasmo político. No importa todos los disparates que se hablen.
En las actividades sociales, y la política es una de ellas, todo
no sale de acuerdo a lo planificado, porque, debido a que la sociedad humana
está en constante movimiento, así mismo se mantienen moviéndose todas las
capas sociales, en tremenda y descomunal lucha. El nivel cultural, creencias
nivel educativo, tendencias políticas son la supraestructura de la sociedad. La
supraestructura está condicionada por las condiciones productivas, el modo de
producción, los productos y su intercambio.
La infraestructura de la sociedad la componen las
edificaciones, estructuras físicas, avenidas, trenes, carreteras, aeropuertos,flota
naval, plantas de poder eléctrico, represas, etc. Una supraestrctura sustentada
o proveniente de una ideología avanzada, produce una infraestructura que
satisface a la población general del país.
Todo aquel que desee tratar la actividad política como un
juego, está cometiendo un error ridículo y criminal, que se puede convertir en
fatal. Es criminal porque ellos exponen las masas populares a recibir las
embestidas de los explotadores. En el quehacer político de hoy, quienes
principalmente caen en esto son los llamados oportunistas. Estas son gentes que
quieren estar en el medio; les gusta hacer lo que está a la moda, son como los
monos que saltan cuando oyen el ruido que otro produce. Por su incorrecta
manera de pensar y actuar ellos contribuyen con el mantenimiento del sistema de
explotación. Estos elementos se dejan arrastrar y manejar por el espontaneismo.
Así que es común oír personas hablando de revolución, pero
muchos de ellos ignoran que una revolución no es una palabra; una revolución es
algo en movimiento, algo que taraquea. Si se está impulsando un movimiento
revolucionario y en algún momento el poderoso, el explotador, el enemigo,
comienza a protestar, a gritar con enojo, usted probablemente está llevando a
cabo una revolución. Esta respuesta de los reaccionarios, podría tomarse como
un parámetro o señal para percatarse si el camino que se está recorriendo es
correcto.
El poderoso de esta época es sumamente poderoso, tiene
armas, tiene enormes recursos económicos, tiene tierras, tiene gente comprada, tiene
la prensa de su lado. Pero existe algo más poderoso que el más poderoso de los
poderosos, y esto es las amplias mayorías de la población, los pobres unidos.La
revolución popular es algo tan estremecedor que muchas veces, muchas de las
personas que la promueven, le cogen miedo y huyen llenos de temor. Esto se ha
visto en todos los países a través de la historia, que numerosos impulsores no
pudieron aguantar el calor y la presión. Como decía Chepe el Prieto, uno de los
tres hermanos que una vez vivieron en el viejo camino de Marmolejos y que yo
conociera cuando era un niño, que “no es lo mismo llamar al diablo, que ver al
diablo”.
Algunas personas se llenan de confusión y no comprenden, ni
tratan de entender lo que está sucediendo. Hubo casos, como algunos que yo oí
cuando pequeño, en relación a allegados a Fidel Castro, que cuando
triunfó la revolución cubana, algunos de los familiares estaban afilando los
dientes y pensando que iban a ser millonarios, pero cuando vieron que el tipo
no robaba, ni había quién lo corrompiera, salieron huyendo, intrigando, vendiéndose
y consiguiendo dinero con los enemigos de la revolución. Como quiera, ellos
encontraron quien les pagara, aunque el pago fuera en billetes que
olieran a pantano de puercos.
Cuando la revolución sandinista, hubo muchos que lucharon
por el triunfo de la revolución nicaragüense, pero cuando vieron la verdad
huyeron y se le entregaron al imperialismo, haciendo criminales componendas con
el carnívoro Ronal Reagan, uno de los presidentes más corruptos y violadores de
la Constitución
que ha pisado el gobierno de los Estados Unidos.
Claro, es de esperarse que en algún momento las emociones
humanas, y las humanas pasiones van a aflorar, presentando a las personas de la
manera que ellas son, sin tapujos, cobertura, hipocresía ni disimulo. Esto se
podría considerar como uno de los mejores espejos para mirar los humanos,
cuando están en apuro, inconfortables, inseguros, porque no obtienen tiempo
para cubrir apariencias y fingir. Otro interesante aporte del proceso revolucionario
en el individuo, en un momento dado.
Yo no me estoy refiriendo aquí a los traidores y agentes, que
siempre los hay. Estoy hablando de gente que en algún momento se llamaron
“revolucionarios” pero no contaron con la entereza para aceptar el cambio, para
“digerir” los cambios revolucionarios. Hay que prepararse para hacer la jornada
hasta lo último, sin temor, con entrega, con obtimismo, confortable en la
estrechez, derecho como una flecha. Es Vladimir Ulianov, mejor conocido como
Lenin,quien perfectamente explica lo que es el oportunista, aquel que “se
mete en un berengenal,”del que cree que el movimiento es “bonito” sin
percatarse de que en la actividad revolucionaria esa palabra no existe. Busquen
en el Internet los diversos libros de Lenin acerca del Oportunismo, para que
ustedes vean cómo él los desarropa y los desenmascara.
Lenin profundizó en el tema al observar cómo los movimientos
políticos y obreros de Alemania, Inglaterra, Francia, Italia y otros países se
estaban dejando apoderar por esta tendencia sin principios y
pequeño-burguesa, que en la práctica demostró cómo se desnaturaliza la
corriente marxista, para beneficiar la burguesía y los explotadores. De aquí
procede que el marxismo es una corriente científica tan justa, correcta, óptima,
apropiada y necesaria para seguir como guía para la liberación de las naciones,
que los enemigos mas enconados y feroces del marxismo, se visten de marxistas
para tratar de destruir el avance del marxismo.¡cantos de quimera!
Miremos el caso de Allende, querido y admirado por todos los
jóvenes idealistas y soñadores del continente, aupado por grupos políticos que
no escucharon a las verdaderas corrientes revolucionarias de Chile, cuando
correctamente, y guiados por buenas intenciones, los denunciaban diciéndoles de
mil maneras que ellos iban por el camino errado, que el revolucionario quisiera
evitar que corra la sangre, pero no debe tener miedo si corre la sangre. Y aquí
es donde entra el papel de los oportunistas, que tratan de subsanar y
contemporizar, y hacer alianzas y compromisos con los terratenientes, grandes
burgueses, y altos prelados eclesiásticos, que ya tienen experiencia de cómo se
masacran las masas populares, sin importarles que corra la sangre.
El chileno es un perfecto ejemplo. Los que se llamaban
“revolucionarios”,incluyendo el presidente, no actuaron ni hicieron lo que
tenían que hacer, porque no querían “que corriera la sangre”.Ellos contaban con
la gran mayoría de la población chilena. No existe un ejército, por poderoso que
sea, que sea más poderoso que todas las gentes de una nación. No, no lo hay. Entonces,¿Qué
pasó? Sucedió que los reaccionarios vieron las dudas, las tibiezas, los
llamados al diálogo y a la calma, y aconteció la tenebrosa tormenta de los
diecinueve años. La población tuvo que pagar por la falta de determinación de
esos tales “dirigentes”. Desde el 1973 hasta el 1992, dizque; la sangre de las
decenas y decenas de miles de pobres, obreros, campesinos profesores, estudiantes,
poetas, cantantes se regó, y salpicó aquel país, rebozando cañadas, que se
tiñeron de rojo.
Así fué como aquellos “dirigentes” les dieron “comida” al
monstruo y sentaron las bases para que los burgueses, los latifundistas y los
carteles internacionales, se adueñaran totalmente de su país. Y no importa que
ahora los señalen con el dedo y les llamen ”asesinos”,porque ya ellos hicieron
su papel histórico, el papel de destruir un hermoso sueño que nunca pudo
convertirse en realidad.
Sólo porque a muchos se les olvidó que “los cobardes no
hacen revoluciones, sólo los valientes”
Sudamérica, al igual que África son continentes con
tremendas creencias supersticiosas, preparados y programados por siglos por los
explotadores. Allí se venera el respeto al “mandamás” ; la mayoría de los
habitantes se mueven con el “sí, patroncito” y el “sí, padrecito” Ningún país
de ambos continentes ha podido desarrollar un movimiento obrero y campesino que
le pese “los ruedos de los pantalones” ¿Podría Venezuela tener el honor
histórico de ser el primer país socialista de Sudamérica y África? Fidel
Castro y Hugo Chávez lo soñaron así.
Bueno, vamos a sentarnos en esta mecedora a mecernos
mientras miramos lo que pase. El mundo está con ellos. Esperemos que no se
pongan a hablar “plepla” y a tratar de hacer alianzas con los poderosos latifundistas
y los murciélagos “prelados”,porque entonces va a haber que empezar a buscar
los picos y las palas para cavar las cañadas por donde va a correr la sangre de
los desposeídos, y entonces los óseos cadáveres de Fidel Y Chávez se van a
comenzar a reír amargamente, con un penoso “triquitraque” desde sus tumbas en
el Cuartel de la Montaña
y el Cementerio de Santa Ifigenia, al ver cómo los mentecatos que les gusta
llamarse “revolucionarios” llenan las cárceles venezolanas y las fosas comunes
en esa hermosa tierra.
Que se recuerden, que ya Bolívar no está allí para
defenderlos con su valiente espada. Que si ellos no se ponen los calzones, y
arman los obreros y la población empobrecida de Venezuela “los que no tienen
nada que perder”;si ellos no centralizan los bancos y la economía del país, si
no cierran la frontera con sus vecinos, los “alegres colombianos”,ellos van a
pasar “el Niágara en bicicleta” y van a hundir su país; y el monstruo blanco va
a venir a bañarse orgulloso en sus enormes reservas petroleras. Y las gotitas
de petróleo que salpiquen mientras él se bañe, les caerán en las caras a los
bufones de Perú, Brasil, Argentina, etc. que también reirán al mirar a su amo
ufano y soberbio.
Ya el monstruo blanco está haciendo planes con el gobierno
corrupto de Panamá, el gobierno atrasado del viejo judío Pedro kuczynski, de
Perú, el carnicero Santos de Colombia, el bribón sin concepto Temer, de Brasil
y la colonia inglesa de Canadá. Dicen que van a practicar en la Amazonia. Pero
muchas gentes se están preguntando: ¿a practicar qué? Porque allí sólo hay
sapos, monos, armadillos, pirañas cocodrilos, anacondas, y algunos otros
pequeños animales; espesos bosques, más algunas comunidades de aborígenes que
se les pudieron escapar a los malvados y malignos portugueses.
Probablemente muy pronto se escucharán los tambores de la
guerra, destruyendo ese encantador continente, que es precisamente lo que
ansiosamente quieren el monstruo Uribe, el soñoliento Macri, los muchachos de
Paraguay y el endeble servidor Peña Nieto. Todos aquellos que no pueden dormir,
por el temor al socialismo, el único sistema político que puede salvar al
planeta Tierra. No caben dudas que el proceder repugnante y traidor de
estos personajes, produce un repentino deseo de entrarlos en un saco y….
¡Mandarlos a las quimbambas!