Los últimos acontecimientos proselitistas ocurridos en el país
dan a entender que la política es un gran negocio donde salen beneficiados
aquellos que han tenido la oportunidad de estar cerca del poder.
Como el poder emborracha, el que hace uso de él considera
que ninguna otra persona tiene la capacidad de dirigir o de ocupar un cargo de
importancia.
Lo mejor es estar encumbrado y gozar de los mejores
privilegios, sin olvidar que por la escalera que le tocó subir, quizás no le
toque bajar y sea de golpe.
Hay un dicho popular que reza: Que si te toca ser martillo
dale duro al clavo, pero si se voltea y te tocaría ser clavo tiene que aguantar.
A cuántos nos ha tocado ayudar a los partidos a ocupar las
escalinatas del Palacio y estando allí no se recuerdan que le extendimos las
manos y que ya no nos dan el abrazo que antes nos regalaban a cambio de un voto
y que ese voto sólo sirvió para que se burlaran de nosotros.
En esta oportunidad varios partidos se unen con la finalidad
de burlarse de la población que esperaba lo mejor, pero no ha sido así, ya que
cada día que pasa los servicios de salud, educación, transporte, etc, son más
ineficientes.
Ante esta situación, no nos cabe más que hacer un llamado a
reflexionar para que no nos dejemos engañar de nuevo, o quizás quienes nos
gobiernan quiere cambiar de actitud y se dirija a los más necesitados brindándoles
las atenciones necesarias y que sean más justos, porque los ojos del pueblo están
mirando todas las desigualdades que muestran nuestras autoridades cuando tienen
que ofrecer algún servicio que es de su responsabilidad y no creerse que es una
propiedad suya ya que le pertenece al pueblo.
Quien escribe no tiene preferencia política partidista, para
que no se vaya a pensar que con mis pronunciamientos quiero favorecer a algún partido,
por lo que pido a gobernantes gobernados
a ponerse de acuerdo y darle un mejor servicio a la población para que sean
dignos de aceptación y puedan seguir dirigiendo la nación, pero si se sigue
como hasta estos momentos se ha hecho, pueda ser que la fiesta termine y
comience otro músico a divertirnos o a hacernos sufrir mucho más.