Santo Domingo.- Hoy se cumplen 54 años del asesinato del
dictador de Rafael Leonidas Trujillo, el cual se produjo el 30 de mayo de 1961.
Este hecho fue la coronación de una conspiración tramada en
el seno de varias influyentes familias. Se produjo en la avenida George
Washington cuando el generalísimo (como también se le llamaba), se dirigía a
una de sus casas en San Cristóbal.
En dicha vía fue sorprendido por un complot cuyos
integrantes eran: Salvador Estrella Sadhalá, Antonio Imbert Barreras, Antonio
de la Maza ,
Huáscar Tejeda, teniente Amado García Guerrero, Roberto Pastoriza y Pedro Livio
Cedeño.
Los antes mencionados alcanzaron el vehículo en que viajaba
Trujillo y lo tirotearon, logrando terminar con la vida del tirano, pero su
plan no fue del todo perfecto, porque después que se diera a conocer la noticia
de que éste estaba muerto, los agentes del Servicio de Inteligencia Militar
(SIM) se lanzaron a buscar pistas y encontraron a muchos de los integrantes del
complot.
La escena donde se produjo el ajusticiamiento de Trujillo no
fue limpiada; se dejaron armas registradas a nombre de los conspiradores. El
auto de uno de ellos también fue abandonado cerca del lugar del crimen, pero lo
que más determinó el fracaso del plan fue que Pedro Livio Cedeño resultó herido
de gravedad y fue llevado a una clínica donde posteriormente fue capturado.
Con la muerte de Rafael Leónidas Trujillo, se puso fin a una
de las dictaduras más siniestras del Siglo XX.
La Historia nos muestra dictadores que permanecieron, o permanecen, largo tiempo en el poder gracias a su habilidad, a su inteligencia o a su carisma personal. El caso de Trujillo es novelesco porque su mandato estuvo basado en el terror y en la brutalidad.
Luego de todos estos hechos los Trujillo fueron expulsados
del país y Joaquín Balaguer quedó como Presidente de la República. No
obstante, debido a las presiones estadounidenses fue exiliado también.