Por: Parmenio Paulino Nuesi.- El Pleno de la Junta Central Electoral (JCE) autorizó
ayer a la Alianza Social
Demócrata (ASD) el cambio de nombre por el de Partido Revolucionario Moderno
(PRM). Este cambio se hizo con el
objetivo de poner fin a las contradicciones surgidas por el término Mayoritario
objetado por el PRD y el PLD.
El término “Mayoritario” del grupo que encabeza Hipólito
Mejía y Luis Abinader, de haberse aprobado hubiese llevado una grave confusión
al futuro, pues, un órgano encargado de administrar elecciones no puede reconocer
a un partido político con este calificativo ya que el mismo es variable si nos enfocamos
al numero de sus simpatizantes, a la cantidad de sus miembros y a sus votantes.
Pero el asunto no es solo eso, es que el denominado
(PRM) Partido Revolucionario Moderno está controlado por un grupo de dirigentes
del pasado o los llamados viejos robles del antiguo PRD, que no dan apertura a
los jóvenes dirigentes del presente y del futuro obligándolos a declinar su
carrera política en posiciones que le ofrecen otros partidos del sistema, ya
que sienten que su propio partido limita sus perspectivas para alcanzar el
poder.
Sí bien es cierto que figuras combatientes y
enérgicas del pasado como Milagros Ortiz Bosch, Ivelise Pratt de Pérez,
Hipólito Mejia, Vicente Sánchez Baret, Hugo Tolentino Dipp, Fello Suberví
Bonilla, entre otros, que ocuparon lugares privilegiados por mucho tiempo en la
vida nacional cuando los años de gloria bordeaban al PRD, no es menos cierto
que hoy ya no tienen el ímpetu que requiere esta actividad y creo que para permitir
el éxito a este incipiente partido ellos deben dar paso a una nueva generación.
No es justo y también considero que es contrario a
las leyes biológicas y a la realidad del nombre del partido "Moderno", que estos viejos dirigentes con
tantas penas y tan pocas glorias, traten de perpetuarse en los cargos
del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Hay que ceder la antorcha a la nueva generación,
y solo validen ser sus consejeros.