domingo, 31 de agosto de 2014

El Profetismo

Por el Padre Lucas Núñez

“Derramaré mi Espíritu y todos Profetizarán” (Hechos 2,18)

Amadísimos en Cristo Jesús, Señor y Salvador de nuestras vidas:

Paz y bendición a todos, En este mes de Septiembre la Iglesia nos invita a vivir de un modo particular el valor del Profetismo. A descubrir a Cristo, el Mesías, al verdadero Profeta del Padre enviado por Dios Padre como portador de su mensaje de salvación y liberación para toda la humanidad.

Jesús, modelo de Profeta, que nos trae un mensaje de esperanza, de amor y de solidaridad. Nos anuncia la “Buena Noticia” del Reino de Dios que se acerca a nosotros para que podamos alcanzar la Vida Eterna, vivir en plenitud y disfrutar de la verdadera alegría, más allá de los problemas y situaciones que se nos presentan en la vida, con la salud, en el matrimonio, en la familia, en el trabajo, etc.

A través de los tiempos, Dios ha suscitado hombres y mujeres con la misión de ser portadores de sus designios y de transmitir su voluntad a su Pueblo para guiarlo y edificarlo. Como hizo en su momento a través de las enseñanzas y mensajes de los Profetas, a los cuales les confió la misión de anunciar la venida de su Hijo Amado, nuestro Señor Jesucristo, el cual con su muerte y resurrección nos obtuvo el perdón de nuestros pecados y nos abrió el camino hacia la Vida Eterna. Pero la Iglesia, el Pueblo de Dios, sigue necesitando hoy nuevos Profetas para continuar la obra redentora de Jesús e instaurar su Reino de amor, justicia y paz.

Por el Bautismo, y el Poder del espíritu Santo que recibimos en este Sacramento, estamos llamados a ser profetas. A ser portavoces de la Palabra de Dios: anunciando la salvación, invitando al arrepentimiento y a la conversión; denunciando el mal, el pecado, luchando contra todo aquello que nos aleja de Dios, que nos quita su gracia, que rompe nuestra amistad y comunión con Él y los hermanos. Dios cuenta con nosotros para que seamos sus profetas de estos tiempos. Por eso debemos responderle con el sí del amor, ¡aquí estoy Señor para hacer tu voluntad!, ofreciéndole lo que somos y tenemos. Para ser su rostro visible en un mundo que pierde la fe, para ser su corazón en un mundo que no sabe amar y ser sus manos para ser solidario con el hermano pobre y desamparado.

Cristo es el modelo de Profeta, a quien debemos seguir como ejemplo, proclamando el Reino del Padre con el poder de la Palabra de Dios y el testimonio de la propia vida para que los valores del Reino de Dios y del Evangelio brillen en la vida diaria, familiar y social. Dios cuenta con nosotros, para que seamos sus profetas y juntos colaboremos con el Señor en su obra de salvación, de plenitud y de felicidad para toda la humanidad. 

El Señor les bendiga a todos y que Nuestra Señora de Las Mercedes, cuya fiesta celebramos en este mes, nos obtenga todas las gracias tanto materiales y espirituales para nuestro país y nuestras familias.