Padre Lucas Núñez Bobadilla |
Muy
amados hermanos en Jesús resucitado:
Que
la luz de Cristo resucitado ilumine la mente y el corazón de cada uno de
ustedes. Ya hemos avanzado en el camino de la Pascua , como los discípulos de Meaux vamos
sintiendo esa presencia de Jesús que acompaña a cada uno en el andar por la
vida. Les invitamos a seguir recorriendo ese “Vía Crusis”, camino de la luz a
la espera de nuevo Pentecostés.
Se
nos propone la Eucaristía
como el valor a destacar en este mes. La Eucaristía es el centro de toda la vida Cristiana
para la Iglesia ,
es la presencia de Cristo como acontecimiento salvífico, es el centro, la cima
y la fuente de la que deriva la gracia en la Iglesia. Es el mismo Jesús que
instituye la Eucaristía
en la última cena con los discípulos y les manda, cada vez que hagan esto, háganlo
en memoria mía. Cada Eucaristía es la presencia real de Cristo que se hace
presente en su cuerpo, alma y divinidad.
El
Cristo de la Eucaristía
es el siervo sufriente que se ha convertido en el (Kyrios) Señor.
El
lema “Yo soy el pan vivo bajado del cielo” (Jn 6,51) es una muestra de la
entrega amorosa que hace Jesús de entregarse como comida de salvación que nos
pone en comunión con él y con la
Iglesia.
Jesús
nos dice quien come de mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna (Jn 6) es
una invitación a todos a que estemos en estrecha comunicón con él y con los
hermanos.