lunes, 2 de junio de 2014

“Yo soy el pan vivo bajado del Cielo” (Juan 6,51)

Padre Lucas Núñez Bobadilla
Muy amados hermanos en Jesús resucitado:

Que la luz de Cristo resucitado ilumine la mente y el corazón de cada uno de ustedes. Ya hemos avanzado en el camino de la Pascua, como los discípulos de Meaux vamos sintiendo esa presencia de Jesús que acompaña a cada uno en el andar por la vida. Les invitamos a seguir recorriendo ese “Vía Crusis”, camino de la luz a la espera de nuevo Pentecostés.

Se nos propone la Eucaristía como el valor a destacar en este mes. La Eucaristía es el centro de toda la vida Cristiana para la Iglesia, es la presencia de Cristo como acontecimiento salvífico, es el centro, la cima y la fuente de la que deriva la gracia en la Iglesia. Es el mismo Jesús que instituye la Eucaristía en la última cena con los discípulos y les manda, cada vez que hagan esto, háganlo en memoria mía. Cada Eucaristía es la presencia real de Cristo que se hace presente en su cuerpo, alma y divinidad.

El Cristo de la Eucaristía es el siervo sufriente que se ha convertido en el (Kyrios) Señor.

El lema “Yo soy el pan vivo bajado del cielo” (Jn 6,51) es una muestra de la entrega amorosa que hace Jesús de entregarse como comida de salvación que nos pone en comunión con él y con la Iglesia.


Jesús nos dice quien come de mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna (Jn 6) es una invitación a todos a que estemos en estrecha comunicón con él y con los hermanos.