Una mujer de 26
años de edad, nativa del sector Cienfuegos, de esta ciudad, mantenida en
cautiverio durante 12 años por un hombre con el cual procreó, “a la fuerza”,
siete niños, escapó de su raptor y tras lograr su arresto describió los
momentos tormentoso que le tocó vivir.
Maribel
Altagracia López Liriano dijo que cuando tenía 14 años, en su casa se pasaba
mucha hambre y que una tía de ella le diligenció buscar trabajo en una casa de
familia.
Dijo que su
pariente se la entregó a José Altagracio Lantigua, que actualmente tiene 54
años de edad, con la promesa de que trabajaría en una casa.
“Yo me fui con él
porque en realidad pensaba que iba a trabajar, pero él me llevó a una casa en
construcción que siempre ha estado abandonada en una comunidad que le llaman
Loma de los Cocos, en Pedro Brand, donde abusó de mí”, refirió.
Sostuvo que fruto
de la relación forzosa que mantuvo con ese hombre procreó siete hijos, cuatro
hembras y tres varones, ahora en edades de entre 8 meses, 3, 5, 6, 8, 9 y 11
años.
La mujer declaró
que nunca fue a un hospital a dar a luz, porque tenía que hacerlo en la casa y
que Lantigua cortaba con una tijera el cordón umbilical que ataba a la
criatura.
“Era algo
horrible para mí; no quiero recordarme de nada de eso”, indicó.
También sostuvo
que los niños nunca fueron a la escuela ni probaron un sorbo de leche, al menos
que no sea la que le daba de sus senos.
La joven cuenta
que escapó aprovechando que su raptor discutía con una hija de él, mayor de
edad, que procreó con otra mujer.
Reveló que fue a
la fiscalía de Pedro Brand y luego de averiguaciones lograron detenerlo junto a
dos hijos que también tiene con otra mujer. Dijo que el hombre amenazó al
fiscal y que le advirtió que una vez logre su libertad la mataría. Liriano
denunció que cuando alguna persona se acercaba a la casa era obligada, junto a
los hijos, a esconderse y que cuando salía los dejaba encerrados en un cuarto.
Pastor gestiona le donen una vivienda.
El pastor Pablo Ureña, coordinador de la Fundación Niños por una Esperanza, dijo que temporalmente trasladó a la mujer y a sus siete hijos hasta ese centro, donde se les suministran alimentos, y que a los niños se les está enseñando a leer y escribir. En ese contexto, dijo que al visitar la casa de su familia en Cienfuegos, en Santiago, pudo notar que son muy pobres y que ella, junto a sus hijos, dormían en el suelo y no estaban comiendo. “Por eso decidí llevarlos temporalmente a la Fundación hasta que canalicemos una vivienda donde puedan vivir”, indicó.
El pastor Pablo Ureña, coordinador de la Fundación Niños por una Esperanza, dijo que temporalmente trasladó a la mujer y a sus siete hijos hasta ese centro, donde se les suministran alimentos, y que a los niños se les está enseñando a leer y escribir. En ese contexto, dijo que al visitar la casa de su familia en Cienfuegos, en Santiago, pudo notar que son muy pobres y que ella, junto a sus hijos, dormían en el suelo y no estaban comiendo. “Por eso decidí llevarlos temporalmente a la Fundación hasta que canalicemos una vivienda donde puedan vivir”, indicó.