Por: Lic. Parmenio Paulino Nuesi.- Después de agotar una temporada de tres meses en un juego que realizamos
durante los años noventa en nuestra organización, un “vecino” nos visitó y
solicito una ayuda para ganarse unos “chelitos” durante nuestro descanso.
Requirió la renovación del permiso recién vencido, para él mismo
encargarse de administrar el juego, y se comprometió a pagarnos el cincuenta
por ciento de las ganancias. Así sucedió durante las primeras semanas, luego el
acuerdo quedó sin efecto, pues alegaba que los ingresos habían disminuido y que la
actividad ya no era rentable.
Pasaron algunas semanas más y el permiso otorgado por el
ayuntamiento de El Mamey, Los Hidalgos para operar el juego venció.
El “vecino” por su cuenta, decidió trasladar el juego a su casa,
de esta manera sabiamente reclutaba a los clientes, se desvinculaba del acuerdo
convenido con la organización y obviamente los beneficios y los riesgos
eran solo suyo.
Pasaron varios trimestres y el negocio funcionaba muy
campante.
Un día de una semana cualquiera, durante la acostumbrada
jornada, dos motorizados agentes policiales le interpelaron sobre la legalidad
del juego.
Pues claro, ya era un juego de bingo ilegal bien establecido.
Esto provocó una ira incontrolable en el vecino y logro agredir
a los desprevenidos agentes. La reacción de estos no se hizo esperar y de
manera contundente le propinaron una golpiza lamentable.
La intervención de varias personas evito que las armas de fuego
en manos de la policía y el arma blanca en manos del “vecino” provocara un baño
de sangre.
Ya reducido a la obediencia, fue trasladado a la dotación
policial de El Mamey y durante su declaración afirmó que los socios de la
organización le habían autorizado a operar el bingo en su casa.
Que vaina, le tiró el ¨vecino¨ a los muchachos!
Bueno, la policía requirió del auxilio del alcalde pedáneo de la época para llevar urgente a los jovenes dirigentes al destacamento, allí se presentaron a declarar Agustín Sánchez, Fidel E. Rojas y Bonifacio Herrera Fernández.-
Bueno, la policía requirió del auxilio del alcalde pedáneo de la época para llevar urgente a los jovenes dirigentes al destacamento, allí se presentaron a declarar Agustín Sánchez, Fidel E. Rojas y Bonifacio Herrera Fernández.-
Durante la investigación se determinó que el permiso o documento
público que tenía el “vecino” había sido falsificado por un amigo suyo mecanógrafo,
como si fuese de la organización.
De esta manera violaba el periodo de uso en su beneficio. Acción
ilegal que se convierte en un delito tipificado por el código penal con prisión
correccional, multa e indemnización civil por causar daños morales y económicos
en perjuicio de una organización privada sin fines de lucro, con la agravante
de haber ejercido violencia y agresión con arma ilegal contra la autoridad
competente.-
En principio la propuesta del “vecino” y su familia era de que
la organización le apoyara sin reserva y lo desvinculara del hecho personal,
para evitar ser llevado a Puerto Plata donde le formularían cargos penales.
Esta solicitud recibió una respuesta negativa muy contundente, no prevista.
Ya cabizbajo y arrepentido del hecho el “vecino” reconoció su
error.
Pidió disculpas a todas las partes, la organización desistió de
la acción civil que pudo haber incoado y el fiscalizador por su parte no
formulo ningún cargo, dejando sin efecto el curso del expediente.
De esta manera el caso fue resuelto de forma amigable.
Desde ese momento el “vecino” ha dado muestras de su
arrepentimiento, ya que su conducta se ha regenerado y es un buen aliado de la
organización denominada Club Acción y Luz, de Marmolejos.