
Cargaban al hombro sus fusiles automáticos y en las espaldas sus mochilas cargadas de sueños y granadas de mano.
La
noticia se conoció públicamente unas horas después y varias tropas del
Ejército, La Marina de Guerra, la
Fuerza Aérea y la Policía Nacional, se internaron por tierra y por
aire en la Cordillera
Central y las lomas de Ocoa en persecución de los
guerrilleros, que fueron abatidos y otros apresados catorce días después.
El líder Caamaño fue capturado a las 2:00 de la tarde del 17 de febrero y ejecutado a las 5:00 de la tarde. La Guerrilla de Caracoles la llamarían después “La Última Esperanza Armada del Siglo XX”.
El líder Caamaño fue capturado a las 2:00 de la tarde del 17 de febrero y ejecutado a las 5:00 de la tarde. La Guerrilla de Caracoles la llamarían después “La Última Esperanza Armada del Siglo XX”.
El
coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó había sido el líder del Movimiento
Constitucionalista que propugnaba por el retorno de Juan Bosch a la Presidencia de la República y sacado del país
por un golpe de Estado en 1963, y también el héroe que se había enfrentado con
relativo éxito, junto a un grupo de oficiales y miles de hombres y mujeres del
pueblo, contra el poderío militar más grande del mundo, cuando doce mil marines
norteamericanos invadieron Santo Domingo el 28 de abril de 1965.
En
este aniversario número 41 del Desembarco de Caracoles, la figura de Caamaño
parece en medio de una gran controversia pública, porque el Congreso Nacional
ha votado una ley para que sus restos mortales sean exaltados al Panteón
Nacional, pero de los únicos dos sobrevivientes del frente guerrillero, su
sobrino Claudio Caamaño Grullón dice que los restos existen y que él los
rescató de las lomas de Nizaíto, mientras que el ingeniero Harlet Herman Pérez,
responde que no, porque los huesos del Coronel de Abril los echaron al mar.
La
controversia se ha hecho más aguda, porque el ministro de Cultura, José Antonio
Rodríguez, quien preside la
Comisión de Exaltación de los restos de Caamaño al Panteón
Nacional, sostiene que los restos que existen no son los verdaderos y que sería
un acto ilegal llevarlos al Mausoleo de la Patria sabiendo que no lo son, toda vez que el
Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) certificó que las osamentas
presentadas por Claudio Caamaño no se corresponden con el ADN ni el sexo
masculino del mártir de Caracoles.
Ell
Tribunal Superior Administrativo falló a favor de que sus restos sean llevados
al mausoleo de los próceres dominicanos.