lunes, 17 de febrero de 2014

El cobro de los impuestos

Por: Lic. Antonio Fernandez Acevedo.- La forma de nuestro Estado cobrar impuestos es inexplicable.  Creo que somos el único país que no confía en las oficinas recaudadoras, un ejemplo es que usted adquiere un acta de nacimiento y para ser reconocida legalmente tiene que legalizarla en otra oficina. 

Y eso no se queda ahí, pues usted adquiere el acta de nacimiento y a los pocos meses de tenerla se invalida como si naciera de nuevo!.

No solo en las actas de nacimiento sucede esto, es normal que en una certificación médica o de buena conducta su vencimiento sea al mes de adquirida.

Si va a sacar la cédula por primera vez es gratuita, pero si se le pierde tiene que pagar unos 500 pesos y si se le pierde por segunda vez se duplica el cobro.

Si nos vamos a las universidades, la estatal le cobra barato los créditos, pero le da el golpe cuando termina la carrera, ya sea en la graduación o en la obtención de papeles o títulos.

Antonio Fernández Acevedo
Impuestos Internos es un caso serio, si declara algún negocio por pequeño que sea tiene que pagar impuestos, si se retira, ellos siguen cobrándole a pesar de no existir el negocio; para ellos creerle tiene que buscar un Contable que certifique la veracidad del negocio, pero el Contable le quita por el servicio 10 veces más que lo que tendría que pagar por varios años de existencia.

Para colmo ahora a los comerciantes le quieren poner un control absoluto y es colocándoles impresoras fiscales para que no engañen al Estado con los impuestos, suele ser que ningún negocio podrá vender artículos si no hay energía eléctrica.

Si los recursos que cobrara el Estado se le devolvieran al pueblo en obras o beneficios no fuera nada, pero a la vista de todos los funcionarios que manejan esos fondos a los pocos días son ricos y nadie se preocupa por sacarle cuenta porque es un compañerito del partido.

A cada empleado se le cobra una cantidad para su pensión o jubilación, pero con ese dinero otro es el que dice el destino, menos beneficios para los que hicieron posible esos fondos; muchas veces los que aportamos esos fondos no llegamos a disfrutarlo.

Aquí se cobra para seguros médicos, pero ese dichoso seguro es el que controla las enfermedades que uno tiene que padecer, resulta que si va a la farmacia no le cubre la mayoría de las medicinas.

Con los impuestos es que se pagana a los empleados públicos, pero la diferencia que existe es del cielo a la tierra, por los abultados sueldos de los funcionarios y los debilitados que son los de los empleados de simple categoría, pero son las mismas necesidades aunque usted lo califique de Rico o pobre, anciano o joven, somos todos iguales para la presencia de Dios, diferentes para los que disfrutan del poder y más aún para los que somos gobernados.

La Ley del embudo es la que se aplica en nuestra sociedad, lo ancho para ellos y lo estrecho para uno.