Cada 21 de enero República Dominicana celebra
con gran devoción la fiesta de su querida patrona “Nuestra Señora de
Altagracia”, advocación mariana cuyos orígenes datan de 1502 y que muestra el
amor de la Sagrada Familia.
La Virgen
de la Altagracia, también conocida como “Tatica, la de Higüey”, es una pintura
que muestra a la Virgen María contemplando con dulzura al Niño Jesús que
descansa sobre las pajas del pesebre.
La Madre
de Dios está cubierta por un manto azul con estrellas y un blanco escapulario
cierra por delante sus vestidos. La cabeza de la Virgen es rodeada por un
esplendor de doce estrellas y tiene una corona dorada añadida a la pintura
original.
Esta bella
imagen tiene 33 centímetros de ancho por 45 de alto y se dice que un artista
del siglo XVIII enmarco la imagen con oro, piedras preciosas y esmaltes.
Se dice
que el cuadro pintado al óleo fue traído desde España por los hermanos Alfonso
y Antonio Trejo, pertenecientes a los primeros grupos europeos de la isla.
Ellos se mudaron a la ciudad de Higüey y ofrecieron la imagen a la parroquia
para que todos pudieran venerarla.
En 1572 se
concluyó el primer santuario altagraciano y en 1971 se consagró la actual
basílica.
La imagen
mariana ha sido coronada dos veces y por dos pontífices. La primera vez fue en
1922 en el pontificado de Pío XI y la siguiente se realizó durante la visita de
San Juan Pablo II en 1979, quien la coronó personalmente y visitó la basílica
de la Altagracia en Higüey