Por el Doctor José Pérez
Han pasado más de 500 años desde que el“Ciclón
Batatero” europeo comenzó a soplar y asolar estas tierras americanas. Los
engreídos y altaneros que asesinaron y aniquilaron las poblaciones indígenas y
se robaron las riquezas, para que los aristócratas de Europa engordaran como
puercos, todavía hoy, después de tantos años, piensan que Latinoamérica sigue
siendo su letrina.
De la manera que ellos lo ven, nuestros países no
tienen derecho a ser libres, ni independientes ni soberanos. Ellos se engrifan
y pierden la razón cuando un Sandino, un Fidel o un Chávez hablan de
“autodeterminación.” Impiden, y se oponen esos europeos a la independencia
económica e industrialización de nuestras naciones. Les gusta vernos famélicos,
arreando chivos o halando un burro con una soga. Disfrutan cuando ven a
nuestros hijos con las barrigas grandes, cargadas de lombrices, caminando
descalzos con sus piececitos enlodados.
Entonces ellos vienen y se complacen fotografiando la
pobreza, a “ayudar a los pobres” dicen. Les gusta tener una “parte atrás” donde
ellos puedan expresar su ruin hipocresía. Si aparece un Martí que quiera
cambiar la foto, para que nuestra gente pueda vivir decentemente, ellos lo
asesinan; si surge un Allende que les explique a las gentes que no se dejen
robar sus riquezas naturales, ellos lo asesinan; si vinieran Manolos, Caamaños,
Zapatas, Farabundos, Gaitanes, que arenguen a las
poblaciones para que se pongan de pie, allí caen asesinados por los
arrogantes que creen que las ideas “se matan”.
Las malvadas sanciones impuestas contra Cuba, y el
cruel bloqueo mantenido después de triunfo de la revolución de 1959, han
mantenido a esa Perla Antillana, sin poder industrializar, enana en su empeño
por los avances tecnológicos necesarios para su desarrollo; lenta en el
despegue de las nuevas generaciones hacia el vuelo socialista. Odiosa y
espantosa limitación del oxígeno para tratar de ahogarla económicamente.
Se repite otra y otra vez la demente obsesión; la
enferma y repulsiva creencia de que las naciones latinoamericanas no tienen
derecho a la educación, a la salud, al trabajo digno, al decoro y al respeto. Nos
quieren mantener viviendo con el pie en el cuello, y esperan que nos guste. De
manera mendaz se robaron las elecciones de la pobre Honduras; con sucias
maniobras se apoderaron del gobierno de Brasil; perversamente convirtieron a
Méjico en una “caldera de grillos”;y apretaron aún más el tornillo de la
prostituta callejera conocida como OEA.
Como finos ladrones adulteraron las elecciones de
Chile, Paraguay, Guatemala y Costa Rica. Les empezaron a “calentar las calles”
a los “simplones” que gobiernan a la heroica Nicaragua, obligándolos a buscar
refugio en el hediondo regazo de los malhechores eclesiásticos, los maestros
del odio y sostén del dominio imperialista en nuestras tierras. Funesto error
político que los empujó hacia esos lobos para mantenerlos vigentes y
darles protagonismo. Bien podridos deben de estar los huevos nicaragüenses, para
que hayan aislado así a un pueblo tan valeroso y guerrero.
La letanía de los que se consideran “dueños del mundo”
es “que ellos no quieren otra Cuba en Suramérica.”Para ellos, la opinión de los
venezolanos, a los que ellos llenos de prepotencia y racismo llaman” monos e
indios patas rajadas” no existe.”Nosotros queremos nuestra “democracia” donde
nosotros pongamos las reglas y se protejan “nuestros intereses”, dicen ellos. Mientras
tanto, los “intereses” venezolanos son ignorados.”El deseo de autodeterminación
y soberanía de los venezolanos no es nuestra prioridad,” piensan los pérfidos.
Hay un profundo trasfondo reaccionario. Es el mismo
que inició la aventura del 1939, para “acabar con la idea socialista” en
el continente europeo y el mundo, sin importarles que el conteo final arrojara
la horrorosa cifra de 50 millones de personas. Es el macabro pensar fascista de
que “si las gentes son los que llevan en ellos las ideas, pues hay que destruir
las gentes”
Sea como sea, parece que en Venezuela, esta vez la
rebeldía se ha acompañado de gallardía. Las tétricas mafias de Miami, el
moribundo llamado “Grupo de Lima”, y los “alegres vecinos” expertos en el
tráfico de drogas, al menos por ahora se quedaron mondos y lirondos