miércoles, 10 de septiembre de 2014

Partido Revolucionario Moderno (PRM), una negación de la realidad

Por: Parmenio Paulino Nuesi.-  El Pleno de la Junta Central Electoral (JCE) autorizó ayer a la Alianza Social Demócrata (ASD) el cambio de nombre por el de Partido Revolucionario Moderno (PRM).  Este cambio se hizo con el objetivo de poner fin a las contradicciones surgidas por el término Mayoritario objetado por el PRD y el PLD.

El término “Mayoritario” del grupo que encabeza Hipólito Mejía y Luis Abinader, de haberse aprobado hubiese llevado una grave confusión al futuro, pues, un órgano encargado de administrar elecciones no puede reconocer a un partido político con este calificativo ya que el mismo es variable si nos enfocamos al numero de sus simpatizantes, a la cantidad de sus miembros y a sus votantes.

Pero el asunto no es solo eso, es que el denominado (PRM) Partido Revolucionario Moderno está controlado por un grupo de dirigentes del pasado o los llamados viejos robles del antiguo PRD, que no dan apertura a los jóvenes dirigentes del presente y del futuro obligándolos a declinar su carrera política en posiciones que le ofrecen otros partidos del sistema, ya que sienten que su propio partido limita sus perspectivas para alcanzar el poder.

Sí bien es cierto que figuras combatientes y enérgicas del pasado como Milagros Ortiz Bosch, Ivelise Pratt de Pérez, Hipólito Mejia, Vicente Sánchez Baret, Hugo Tolentino Dipp, Fello Suberví Bonilla, entre otros, que ocuparon lugares privilegiados por mucho tiempo en la vida nacional cuando los años de gloria bordeaban al PRD, no es menos cierto que hoy ya no tienen el ímpetu que requiere esta actividad y creo que para permitir el éxito a este incipiente partido ellos deben dar paso a una nueva generación.

No es justo y también considero que es contrario a las leyes biológicas y a la realidad del nombre del partido "Moderno", que estos viejos dirigentes con tantas penas y tan pocas glorias, traten de perpetuarse en los cargos del Partido Revolucionario Moderno (PRM).

Hay que ceder la antorcha a la nueva generación, y solo validen ser sus consejeros.