Por: Lic. Deofrandy Ventura.- El gobierno puso en marcha el Sistema Nacional de Transporte Estudiantil (TRAE) con el propósito de ayudar a los estudiantes a llegar seguros y a tiempo a sus escuelas. Se trata de una medida pensada para aliviar la carga de las familias y garantizar que ningún niño o joven quede fuera de las aulas por falta de transporte.
Sin embargo, en lugar de valorar este esfuerzo, algunos padres se dedican a hablar mal del programa. Es sorprendente escuchar quejas de quienes antes se veían obligados a enviar a sus hijos caminando largas distancias, mojándose bajo la lluvia o arriesgándose en motores inseguros. Ahora que existe un servicio gratuito, seguro y organizado, muchos parecen olvidar lo que se vivía antes.
Claro, como todo proyecto nuevo,
pueden darse retrasos, fallas mecánicas o rutas que necesiten ajustes. Pero eso
no justifica que se quiera desprestigiar una iniciativa que representa un gran
alivio económico y social. Lo justo es reconocer lo positivo y, si hay fallas,
comunicarlas para que se corrijan.
Hablar mal de este sistema de transporte no ayuda a nadie. Lo que sí ayuda es valorar lo que tenemos, y trabajar juntos para que mejore cada día.
Este programa no solo lleva niños en un autobús a la escuela y luego su retorno a casa:
también lleva tranquilidad a las familias y abre camino a un futuro más justo y prospero para la educación dominicana.