Hizo lo que cualquier niño amante del béisbol sueña: conectar un cuadrangular por los 411 del estadio Quisqueya, en el noveno inning de un séptimo juego de la serie final, contra el equipo archirrival del que ha sido fanático toda su vida.
Pero más allá de su hazaña con el Escogido, que le dio al equipo su título número 17 Lidom, Caminero ha demostrado que su grandeza no solo está en el terreno de juego.
Desde muy joven, “La Máxima” tuvo claro su propósito: sacar a su familia adelante.
Hijo de un camionero y una fisioterapeuta, creció viendo el esfuerzo de sus padres y soñaba con que algún día ellos no tuvieran que trabajar más. En una reciente entrevista para Abriendo el Podcast, recordó cómo su padre trabajaba en la compañía Mercasid y cómo él mismo llegó a ser su ayudante en algunos viajes, incluyendo recorridos hasta Haití.
“Cuando yo firmé, cuando llegué a las Grandes Ligas, le dije a mi mamá y mi papá: ‘No quiero que trabajen, ya ustedes han hecho demasiado, ahora vivan de mí”, dijo el pelotero a los cronistas Vian Araujo y Ricardo Rodríguez.
Caminero nació en Los Ríos, un sector popular de Santo Domingo, donde pasó gran parte de su infancia antes de mudarse a Manoguayabo. Posteriormente, retornó a Los Ríos, al sector de la 800, hasta que luego de firmar profesionalmente, se mudó al Naco.