jueves, 30 de mayo de 2019

Peligrosidad del Ausentismo


Por el Lic. Eddy Arias Gómez

Por conocimiento de la razón se infiere que la ausencia de algo o alguien se convierte en advenimiento, impaciencia, soledad, amargura, llanto, sentimientos que con el trascurrir del tiempo se convierte en tristeza creando un vacío existencial.

Para muchos se convierte en pérdida, sufrimiento, dolor que no tiene calma ni tranquilidad para el pensamiento provocando un desorden en el sistema nervioso, dislocándose todos los sistemas y aparatos psicomotores que componen al armazón de las personas y demás seres vivos.

El ausentismo se convierte en un fenómeno de peligro, cuando el padre o la madre se alejan del seno familiar convirtiendo ese espacio en un hogar destruido donde se pierde la armonía, la paz y la sana convivencia para disfrutar de una felicidad de bienestar.

Cuando un docente se ausenta de las aulas se pierde el ritmo de aprendizaje.
El médico que se espera para una consulta, los pacientes se enferman mucho más que cuando llegaron a la clínica u hospital por no saber a qué hora llegará.

Los que buscan algún servicio en un lugar público o privado y no se le presta atención se retiran con una desolación, porque nadie le escuchó ni prestó atención a su problema.

Las avecillas que se le llega el tiempo para volar, si no llega la madre para ayudarle pueden caer del nido y pierde la vida.

La ausencia se asume como un fracaso, provocando desánimo, desilusión, para vivir, estudiar, trabajar para la producción, desinterés hasta por la vida, creando un valle de lágrimas que evitan llegar a la conformidad.

La muerte es un ausentismo eterno, porque el que se va no retorna para consolar al que se queda.

Los pueblos dejados a su propia suerte pasarán por penurias, sufrimientos, fracasos por llegar a verse limitados a resolver sus asuntos socioeconómicos que por derechos inalienables les tocan, pero la indiferencia de los de arriba los subyugan al mal pasar, sin esperanza alguna.

El pollito pía la ausencia de la madre, los niños requieren el calor y el cariño de los dos, padre y madre porque él es el complemento de la familia.

Un hombre o mujer sin Dios, sufre y padece pesarosamente no solamente por haberse ausentado de su creador, mientras se vive en la fe todo se recibe en paz y alegría.

Toda presencia produce alegría, bienestar y paz.

La ausencia crea tristeza, desolación, sufrimiento y amargura.

Hasta el próximo número.