Cuantos recuerdos guardo de mi hermoso pueblo, de cada día en las mañanas al salir los primeros rayos del sol y escuchar el ruido de las
aves, los pasos de los burros y caballos jineteado por hombres laboriosos rumbo a su trabajo, que iban en busca del fruto de su sudor para el
sustento de familiar.
Siempre en mi mente recuerdo al señor Don Lucas Medina, que cada día pasaba frente a mi casa a la seis de la mañana y regresaba a la seis de la tarde agotado, pero se notaba alegría por haber cumplido su labor diaria.
No solo ese señor desfilaba, pues otros también lo hacían, era una cantidad de agricultores que pasaba frente de mi casa maternal, entre esos personajes recuerdo a un señor apellido Mercado y también a un señor que fue a vivir a mi pueblo quien era muy coqueto su procedencia era de Tamboril y con su canto mañanero siempre nos despertaba.
Siempre en mi mente recuerdo al señor Don Lucas Medina, que cada día pasaba frente a mi casa a la seis de la mañana y regresaba a la seis de la tarde agotado, pero se notaba alegría por haber cumplido su labor diaria.
No solo ese señor desfilaba, pues otros también lo hacían, era una cantidad de agricultores que pasaba frente de mi casa maternal, entre esos personajes recuerdo a un señor apellido Mercado y también a un señor que fue a vivir a mi pueblo quien era muy coqueto su procedencia era de Tamboril y con su canto mañanero siempre nos despertaba.
También recuerdo que el Viernes Santos él no hablaba por la creencia
de que se podía quedar mudo, ese señor fue famoso y su nombre fue Pimpe, y
triste el que le dijera llévatela Pimpe, ya que se refería a la burra que él utilizaba
para moverse. Otra historia impresionante era la de Cosa Buena, un loco de Puerto
Plata que su historia eran la velas de nueve días nunca se perdía una, su mayor
queja era aquella cuando el día tan especial llovía en el pueblo, pues no era muy amante al agua
porque no le gustaba bañarse.
Otra figura de mi pueblo fue el señor Damaso
Aragonéz a quien siempre recuerdo porque fue el barbero del pueblo, siempre tenía
un banquito y nos subía sobre una silla donde nos sentaba para pelarnos con una
lamparita humeadora en la cabeza. Recuerdo una vez que Humberto mi primo y Yo
nos fuimos a pelar y Humberto en el banquito se le salió un gas como niño al
fin y Damaso le agarró la oreja y le dijo mire mi hijo su papá le está dando
mala educación, usted para hacer pipí me pide permiso y para hacer cacá lo hace
arriba de mi, y salí corriendo y no me recorte ese día, y como recuerdo eso tiempo.
Damaso era un hombre tan listo que se ponía a recoger piedras y la desbarataba con un
martillo y la gente decía que se estaba poniendo loco, cuando tenía una rumba
de piedra muy grande apareció la construcción de la carretera y los ingenieros
se la compraron todas, fue como si él supiera que se la iban a comprar, también
Damaso, fue el señor que se encargaba de poner el pueblo lindo con su pintura
de cal que el elaboraba la cual sacaba de la loma de La Piragua, con esa cal se
pintaban todos los postes desde la subía de La Mercedita hasta donde hoy se
unen las calles Independencia y La Duarte, esa era la única vía y en decir
todas la casa para esta fecha siempre lucían bellas aunque de un solo color blanco
pero eran una impresión lindísima cuando uno llegaba a El Mamey, y veía a través
de su limpieza y su blancura se notaba la alegría del pueblo.
Todos esos
acontecimientos se hacían dos veces al año como son las fiestas de El Carmen y
la celebración de la Noche Buena que era donde más se gozaba porque disfrutábamos
de los tiros que las personas tiraban cuando iban asando en puerco y esa era
una forma de invitación.
También recuerdo que
el día del Niño, el 23 de diciembre poníamos hierba debajo de la cama para que
nos dejaran regalos, y si no aparecía entonces lo esperábamos para el día de
Los Reyes.