jueves, 5 de julio de 2018

Tu Mamey de hoy y tu Mamey de ayer


Por Wenceslao Darío Curiel.-

Cuantos recuerdos guardo de mi hermoso pueblo, de cada día en las mañanas al salir los primeros rayos del sol y escuchar el ruido de las aves, los pasos de los burros y caballos jineteado por hombres laboriosos rumbo a su trabajo, que iban en busca del fruto de su sudor para el sustento de familiar. 

Siempre en mi mente recuerdo al señor Don Lucas Medina, que cada día pasaba frente a mi casa a la seis de la mañana y regresaba a la seis de la tarde agotado, pero se notaba alegría por haber cumplido su labor diaria.

No solo ese señor desfilaba, pues otros también lo hacían, era una cantidad de agricultores que pasaba frente de mi casa maternal, entre esos personajes recuerdo a un señor apellido Mercado y también a un señor que fue a vivir a mi pueblo quien era muy coqueto su procedencia era de Tamboril y con su canto mañanero siempre nos despertaba.

También recuerdo que el Viernes Santos él no hablaba por la creencia de que se podía quedar mudo, ese señor fue famoso y su nombre fue Pimpe, y triste el que le dijera llévatela Pimpe, ya que se refería a la burra que él utilizaba para moverse. Otra historia impresionante era la de Cosa Buena, un loco de Puerto Plata que su historia eran la velas de nueve días nunca se perdía una, su mayor queja era aquella cuando el día tan especial llovía en el pueblo, pues no era muy amante al agua porque no le gustaba bañarse.

Otra figura de mi pueblo fue el señor Damaso Aragonéz a quien siempre recuerdo porque fue el barbero del pueblo, siempre tenía un banquito y nos subía sobre una silla donde nos sentaba para pelarnos con una lamparita humeadora en la cabeza. Recuerdo una vez que Humberto mi primo y Yo nos fuimos a pelar y Humberto en el banquito se le salió un gas como niño al fin y Damaso le agarró la oreja y le dijo mire mi hijo su papá le está dando mala educación, usted para hacer pipí me pide permiso y para hacer cacá lo hace arriba de mi, y salí corriendo y no me recorte ese día, y como recuerdo eso tiempo.

Damaso era un hombre tan listo que se ponía a recoger piedras y la desbarataba con un martillo y la gente decía que se estaba poniendo loco, cuando tenía una rumba de piedra muy grande apareció la construcción de la carretera y los ingenieros se la compraron todas, fue como si él supiera que se la iban a comprar, también Damaso, fue el señor que se encargaba de poner el pueblo lindo con su pintura de cal que el elaboraba la cual sacaba de la loma de La Piragua, con esa cal se pintaban todos los postes desde la subía de La Mercedita hasta donde hoy se unen las calles Independencia y La Duarte, esa era la única vía y en decir todas la casa para esta fecha siempre lucían bellas aunque de un solo color blanco pero eran una impresión lindísima cuando uno llegaba a El Mamey, y veía a través de su limpieza y su blancura se notaba la alegría del pueblo.

Todos esos acontecimientos se hacían dos veces al año como son las fiestas de El Carmen y la celebración de la Noche Buena que era donde más se gozaba porque disfrutábamos de los tiros que las personas tiraban cuando iban asando en puerco y esa era una forma de invitación.

También recuerdo que el día del Niño, el 23 de diciembre poníamos hierba debajo de la cama para que nos dejaran regalos, y si no aparecía entonces lo esperábamos para el día de Los Reyes.