Rosana Puello, esposa de
Kenny Antonio Guerrero, de 27 años, explicó que su marido fue llevado al
cuartel policial y encerrado en la celda del destacamento, junto con la persona
que había discutidos para que este lo matara, siendo agredido a puñaladas y
golpes por todas partes del cuerpo.
Puello explicó que Guerrero
fue detenido el pasado sábado en un colmando de Calle Cibao, donde los policías
llegaron llamados por alguien que observaba la discusión y que se llevaron a su
marido sin ningún rasguño y que horas más tarde le informan que estaba muerto.
Dijo que los dos hombres no
llegaron a darse golpes, solo discutían en el momento que la policía llegó al
lugar y que fueron detenidos y llevados al cuartel policial donde ella llegó
dándole seguimiento a la unidad que los conducía y, según informó, duró hasta
la 5:55 de la madrugada frente al destacamento esperando que la la dejaran
hablar con su marido.
Narró que estando frente al
cuartel policial escuchó unos gritos provenientes del mismo, por lo que
procedió a entrar, saliéndole al frente un oficial que le dijo que se fuera a
su casa, que en la mañana le trajera desayuno a su marido.
Explicó que más tarde
cuando regresa al cuartel con el desayuno para su marido le informan que el
cadáver de su esposo se encuentra en el hospital Marcelino Vélez, porque había
fallecido.
Agregó la dama, que antes
de irse del cuartel observó un agente policial que salió del interior del
destacamento policial limpiándose la sangre de las manos con una servilleta.
“Yo lo que quiero es que se
haga una investigación policial seria de este caso, porque mi esposo no era
ningún delincuente para que lo mataran de esa manera “, indicó Puello.
Las autoridades policiales
rehusaron ofrecer la identidad del agresor del recluso de quien solo se pudo
obtener el apodo “Ñapita”, quien habría ultimado a este con un puñal que ocultó
debajo de su vestimenta cuando fue encerrado en la misma celda.
De acuerdo con
investigaciones levantadas en el barrio donde convivían, el supuesto matador
tenía seis meses que había sido puesto en libertad, luego de cumplir 10 años en
la cárcel de La Victoria por otros asesinatos.