Por el Dr. José Pérez
Si a uno le diera con
pensar de cómo se engaña a la opinión pública mundial, en la sociedad de hoy,
sentiría un inmediato y fugaz deseo de reír; pero esa risa irónica, instantáneamente
se desvanecería con igual rapidez, adquiriendo el semblante la apariencia de
una penosa máscara, que dejaría a uno con los dientes frisados; y se
evaporaría aquella inicial jocosa sensación fugazmente. La penosa
impresión de desespero que la substituye, vendría a ser tan reveladora, que el
cerebro se quedaría extasiado, tratando afanosamente de encontrar una
explicación lógica.
Lo que nos produce aquella
inicial sensación de querer reír, es el mirar los bajos procederes usados por
esos hipócritas mercaderes, que controlan los bancos, las loterías, las grandes
compañías prestamistas, los casinos, las industrias aeronáuticas, armamentos, bombas
y proyectiles; y la llamada Gran Prensa Internacional. Este montón de
vagabundos, al tiempo que obtienen enormes beneficios para vivir pomposos, recurren
a descaradas mentiras para desinformar y engañar a esa opinión
pública mundial.
Estados Unidos decidió hace
tiempo llamar un “dictador” a todo aquél que tratara de enfrentársele, o a
aquél que no quisiera acatar su dominio, sus directrices, sus imposiciones, su
sistema, su manera de apreciar el mundo, sus ínfulas de amo; o
sencillamente a todo el que se opusiera a que le siguieran robando las riquezas
de su país. Al principio, muchos bobalicones, que disfrutan bailando al son de
la música que toca la “orquesta del norte” repitieron como marionetas y
cotorras el guion preparado y demandado, sumándose al coro de gallaretas,
haciendo lo mismo, disfrutando el amargo “son retozón”.
Extrañamente, Estados
Unidos jamás catalogó de “dictadores” a “pirañas voraces” y bestias del
tipo de Augusto Pinochet, Videla, Stroessner, Somoza, Perez Guillen, Batista, Trujillo,
Duvalier, y los amigotes Sucarno, Francisco
Franco y Marcos, debido a que estos obscuros sujetos fueron sumisos a los
mandatos de Washington y les protegieron sus intereses. Y mientras ellos
complacían e inclinaban las cabezas ante los amos norteños a través
de una desigual relación, también aprovecharon para apropiarse
de fabulosas fortunas robando, maltratando y atropellando las poblaciones de
sus respectivos países.
Tampoco hoy llama Washington
“dictadores” a los actuales gobernantes de Egipto, Tailandia, Jordania, Arabia
Saudita, Myammar, etc., porque estos criminales payasos, al tiempo que aceptan
y promueven los avances guerreristas y las corruptas transacciones comerciales
de “los arrogantes,” se pliegan como lacayos a sus mandatos imperialistas. En
estos países quien “pone y dispone” son los señores capitalistas de los
Carteles Internacionales. En su turno, esos gobernantes hacen lo que sea para
mantenerse en el poder, explotando las empobrecidas masas populares en sus
determinados países.
Sagunto fue una
colonia que prosperó en la Península Ibérica al rededor del año 219 BCE, allí donde
hoy se encuentran el corrupto país conocido como España y el atrasado país de
Portugal. Los saguntinos han pasado a la historia como un ejemplo de una nación
donde sus pobladores prefirieron incendiar la ciudad con sus habitantes, y
perecer, antes de acatar el dominio romano,” los arrogantes” imperiales de
aquellos tiempos.
Ha habido algunos
historiadores occidentales que han tratado de culpar a Aníbal el cartaginés,
pero los hechos señalan e indican que fué la prepotencia romana la que
ocasionó aquel horrendo holocausto. Ante un momento de desesperación, ante
la amenaza devastadora de los invasores que les habían “echado el ojo” por su
riqueza, su ubicación geográfica y su determinación de vivir en libertad, los
habitantes tomaron aquella trágica decisión, prefiriendo morir, que vivir
esclavizados. El ejemplo de los saguntinos no es el único conocido a través
de la historia, pero ellos son mencionados como muestra de pundonor y por su
resolución de vivir en libertad.
Cualquier nación del mundo,
en la que sus habitantes decidieran levantarse, romper sus cadenas, avanzar
económica y políticamente, escoger su propio camino, ser libres y vivir en paz,
sus cabecillas son catalogados de “dictadores” por los Estados Unidos. Entonces
se emprende una campaña internacional en los medios de prensa
vendidos y comprados, y en los vehículos informativos modernos; de manera cruel
y artera se engaña a la opinión pública mundial, especialmente cuando a esa
población no se le educa con el fin de enseñarles a investigar para defenderse.
La negativa propaganda
propulsada en contra de los promotores de los movimientos progresistas populares
del mundo, que dedican sus vidas a liberar sus países de las cadenas, los
presenta como proscriptos. Hombres que han tratado de ayudar sus
naciones a ponerse en pie, para que despierten y avancen, como es el caso de Chávez,
Ho chi ming, Fidel Castro, Mao, Stalin y otros, son presentados como
“monstruos” por los oligarcas que quisieran continuar saqueando las riquezas y
controlando la vida económica y política de esos países. Hasta que los pueblos
despiertan y los colocan en el lugar que les corresponde.
Los sectores imperialistas
desean continuar imponiendo su yugo a todas las naciones del planeta. Afortunadamente,
la práctica ha demostrado que eso ya no es posible, no hoy. Ya los romanos no
pueden arrasar civilizaciones, como sucedió con Cartago y Sagunto; o
aquellas famosas y ricas ciudades helénicas; las hermosas y florecientes
ciudades mesopotámicas y del norte africano, etc. En nuestros días, el hierro
imperial ha encontrado que las gentes han aprendido a unirse y romper con el
erróneo y confuso tabú de que la tecnología es propiedad de un grupo
selecto de países, que la usan para controlar, corromper y dominar.
En la presente coyuntura de
la sociedad humana, es necesario comprender que se debe levantar la
cabeza y enterarse de qué es lo que está pasando en el mundo; quién
está hablando mentiras y tratando de confundir el teatro internacional. Al
mundo lo han llevado a una encrucijada. Hay que escoger entre el diabólico y
destructivo lado de la guerra o el otro que se opone a ella. Los armamentos se
han desarrollado de una forma inimaginable. Lo que suceda en un lado del
planeta, se siente en el otro lado. Ya en estos días, nadie está aislado.
Es un momento de búsqueda
colectiva de tranquilidad, o de colectiva desgracia, de destrucción y
sufrimiento. Idos están los días de mirar a los griegos, en su ignorancia, dirigiéndose
mansamente a pedirles a los oráculos que les dirigieran, que les indicaran qué hacer.
Hoy hay que enfrentar y resolver los problemas humanos conscientes de que sólo
los humanos los pueden resolver.
Los tiempos medievales también
pasaron, donde las gentes se metían en la penumbra de las catedrales a pegarse
fuetazos en el cuerpo, pensando que el castigo corporal era la solución a los
problemas sociales.
Ha llegado el momento de
abrir los ojos, sacudirse y mirar los rayos del sol. Abrir las cortinas para
que esos rayos solares se lleven las tinieblas, la obscuridad que arropa todo, incluida
la mente de tantos. La actitud atractiva de los capitalistas por los
armamentos, bombas, proyectiles, cohetes y misiles, los ha llevado a aislarse
más y más de las amplias mayorías de la población. Nadie con algo de
humanismo y mentalidad progresista podría tener simpatía por esos infernales
armamentos que están bañando de sangre a nuestras poblaciones.
Las matanzas de humanos
inocentes en todo lo ancho del planeta, se han convertido en algo común. Pero
el dedo acusador, extrañamente, nunca lo apuntan hacia los verdaderos
culpables, los productores de armamentos, los ladrones de hidrocarburos, los
usurpadores de territorios. Nunca se ha escuchado una organización
internacional, ya se llame Unesco, Consejo de Seguridad, Asamblea General, Unión
Europea, etc. públicamente haber acusado a los Estados Unidos y su
satélite Israel como los principales agentes internacionales que promueven las
guerras e incentivan la producción y venta de armamentos.
No sería extraño que un
inocente niño en años escolares, pudiera confusamente preguntarnos hoy:
¿Para qué se hace el
pan?
¿Para qué se cosecha
el arroz?
¿Para qué se fabrican
los armamentos?
¿Cuánto cuesta construir un
misil con cabeza nuclear?
¿Cuánto cuesta hacer un
Hospital?
¿Cuánto cuesta inventar una
“madre de todas la bombas”? O “la hija”, o “la nieta” de todas las bombas? Que
el término poco importa.
¿Cuál es el costo para
edificar una Escuela Secundaria?
¿Cuánto vale fabricar un
avión de guerra?
¿Para qué se usa un
almacén de productos agrícolas?
¿Para qué se usa un avión
de guerra?
¿Cuánto valdría construir
una vivienda decente para cada familia de la República Dominicana?
¿Cuál es el costo de los
tanques de guerra, ametralladoras y granadas, rifles y fusiles, municiones y
pistolas, escopetas y revólveres que compra la República Dominicana? A veces no
es tan fácil hallar una respuesta.
Hoy, incluso países con
putrefactos sistemas aristocráticos, malvadamente se hacen pasar por
“democracias”, tratando de trastrocar, engañando a la opinión pública mundial. Otros
países agentes de la guerra, imponen gobiernos serviles, y tratan de controlar
y doblegar otras naciones por medio del establecimiento de bases militares,
mecanismo que les sirve como vehículo para violentar sociedades pacíficas,
promover atrocidades y propagar creencias en decadencia.
El desmembramiento de la Unión
Soviética, en el año 1991, fue un evento positivo para el movimiento
revolucionario mundial. Los dirigentes rusos escogieron no seguir las advertencias dejadas
por Marx y Lenin, cuando explicaron de cómo, en el Sistema Socialista, la
burguesía se mantiene siempre alerta y preparada para volver a asaltar el
poder, saboteando la revolución; al acecho, velando día y noche. En Rusia, esa
oligarquía traidora logró asaltar el poder a partir de 1953. Tomaron la
dirección del Comité Central del Partido Comunista, permitiendo que el
oportunismo burgués se apoderara del poder del Estado.
No es necesario enumerar
las consecuencias de lo que sucedió a partir de ese año de 1991, porque es
de conocimiento mundial. La corrupción, la traición, la satisfacción de gozar
de las riquezas mal habidas, aprovechándose de la simpatía generada por épocas
pasadas, cuando los grandes hombres dedicados, desprendidos, luchadores
incansables caminaban rectos en el territorio ruso, volando alto como las águilas,
sin robar y, siempre velando por el bienestar de las masas populares,
protegiéndolas, educándolas y mostrándoles el camino a seguir para que vivieran
en paz y harmonía.
Pero entonces los
“arrogantes” decidieron que había que idear algún plan para poder adentrarse en
aquellos vastos territorios del Asia Central, que se separaron cuando
se resquebrajó la Unión Soviética. Era necesario inventar una manera de
entrar en aquella área estratégica, con tantos recursos mineros, y
grandes extensiones territoriales, a como diera lugar. Entonces alguien
planificó 9-11.Siguiendo la maquiavélica doctrina de “el fin justifica los
medios”. No importó cuántos muertos cayeran en el cruel acto. Había que
hallar una forma de “introducirse” en esos países asiáticos y establecer bases
militares para conquistar, controlar y dominar.
El panorama de hoy es más
abierto, y, aunque el imperialismo parezca tan poderoso, los países de las
varias regiones del planeta han aprendido que los tiempos han cambiado y que
ellos no necesariamente tienen que dejarse atemorizar con amenazas y promesas espurreas.
Claro que en esa misma contradicción, existen hoy individuos que ven el
mantenimiento del imperialismo como una manera de mantener sus teneres, no
importa que se apropien del territorio nacional y se viole la soberanía de esos
países.
No estaría de más ahora
echar una mirada a un evento, sólo como una muestra, para hacernos
una idea de cómo pueden ciertos cipayos entregar sus propios países de la
manera más desvergonzada. El presidente Álvaro Uribe de Colombia y el de
Méjico, Felipe Calderón fueron “citados a corte” el día 13 de Enero del año
2009,para reunirse en Washington con el entonces presidente George
W. Bush.
En aquella audiencia ambos
sujetos recibieron la “Medalla del Freedom,” que les acreditaba como
“verdaderos amigos” de los Estados Unidos. La entrega de esas medallas fue una
retribución por servicios prestados. Esta es una clara indicación del
compromiso de estos dos sujetos de defender los intereses de Estados Unidos y
los Carteles Internacionales, por encima de los intereses y el bienestar de la
población de sus propios países.
El indigno e inmoral Álvaro
Uribe pagó por su medalla, al permitir el establecimiento de 7 bases
militares de los Estados Unidos en Colombia, entre ellas la súper base de
Palanquero. Con esta jugada, la oligarquía latifundista colombiana y la
reacción internacional aseguraron y organizaron sus actividades mercantiles, entre
ellas la ampliación del comercio del principal producto de exportación de aquél
hermoso país, el tráfico de drogas, especialmente cocaina,de la cual ellos son
número uno en el mundo.
El señor Calderón, ahondó la
entrega de Méjico, mandando el otrora “orgullo mejicano” a la porra. Hoy, el
empobrecido país se encuentra totalmente controlado y manipulado por los
negocios de Washington, los corruptos grupos religiosos, el enorme tráfico de
las drogas y el torbellino del crimen, que lo ha convertido junto con Honduras
y Guatemala, en verdaderos infiernos de violencia. En los últimos cinco
años se calculan más de 70.000 muertos; muchos siendo tirados en fosas comunes,
después de haber sido decapitados.
Los varios países deben
romper con las viejas costumbres mañosas del dominio y entreguismo, y
convencerse de que, ya que no les ha dado resultados por tan largo, probablemente
otro sistema pueda resolver los problemas que el presente sistema no ha podido.
Invertir más en la educación, reforestación, salubridad, vivienda y alimentos. Crearles
conciencia a las nuevas generaciones de que ese salto hacia la paz, la
tranquilidad y el avance nacional son absolutamente necesarios.
Un sistema socio-político
que ya por siglos ha demostrado, sin lugar a dudas, que es incapaz de
brindarles hasta los servicios básicos más fundamentales a las gentes. Es
indicativo de que ha llegado el momento de cambiarlo. Está totalmente
demostrado que ninguna nación puede avanzar con el mismo sistema de producción
que engendra condiciones económicas y políticas que sofocan la mayoría, y sólo
una ínfima minoría de la población se beneficia. La película es injusta y
criminal.
Uno de los problemas es que
Estados Unidos no se va de los países. Cuando ellos pisan, ellos se quedan. Se
pegan como una sanguijuela y traen sus grupos religiosos, sus bases militares, y
todo lo que la tormenta capitalista puede arrastrar con ella. Ese país es
conocido en el mundo como uno “que no tiene amigos, sólo intereses”. Cuando ya
el personaje no le sirve, se deshacen de el. El egipcio Bin Laden trabajó para
la CIA por años. Saddam Hussein cooperó con la CIA en los años de la
cruenta guerra de 8 años entre Irán e Iraq. Todos conocemos la historia, y las
consecuencias.
Ahora, las gentes que menos
deberían ir a playas extranjeras, tratando de encontrar
entreguistas, somos nosotros los dominicanos. A nosotros nos invadieron en el
año 1916 y se apropiaron de nuestro país. Establecieron en el poder a la
culebra venenosa Rafael Trujillo, para que por 31 años les permitiera todas sus
tropelías en nuestro territorio; practicar la arrogancia y pavonearse en
nuestras calles como si fueran lo genuinos propietarios. Y el perverso Trujillo
pensó:” siempre que me permitan a mí y mi familia chuparle la sangre al
dominicano, a esos gringos que hagan lo que les de las ganas.” Tremendo
monstruo!!!!
En el año1965, volvieron a
recordarnos que ellos eran los amos, los que dominan nuestro país. Dejaron al
bellaco Joaquín Balaguer, uno de los más negativos y descarados entreguistas
que ha parido el territorio dominicano. Este sujeto canalla sustentó el
dominio de los grupos religiosos, incentivó el control de las bases
militares de los Estados Unidos en nuestro país y permitió la llegada del infierno
corrupto que acarrea el imperialismo en nuestras bellas tierras quisqueyanas.
Hoy vemos como los
venezolanos quieren defender su país y protegerlo de tanto horror y tanta
prepotencia; y aun así hay gente que ciega y amargadamente los critica por
esto. Señores, esos venezolanos son patriotas que buscan defender su país
contra los que se creen amos y señores del mundo. Esos venezolanos sólo quieren
defender sus riquezas y el futuro de su país para las nuevas
generaciones. Ellos sólo están cumpliendo con su derecho y su deber: dándolo
todo por su patria.
