jueves, 4 de agosto de 2016

Preservemos nuestro Medio Ambiente

Por el Lic. Nicanor Hernández

La naturaleza aporta los elementos necesarios para la supervivencia de todo ser vivo. 

No existe un ser viviente que necesite más de la naturaleza que el hombre. Sin embargo, nadie le produce más daño que los humanos. Todo daño causado a ella amenaza nuestra existencia sobre el planeta Tierra.

En el caso de la República Dominicana, la realidad de maltrato a la naturaleza o al Medio Ambiente es alarmante y preocupante en grado sumo. No existe una cultura de respeto y amor al Medio Ambiente.

Resulta penoso observar la eliminación de los bosques de los sistemas montañosos. La actividad ganadera se ha encargado de sustituir árboles por pastos. Ya sabemos lo que ocurre con la capa vegetal de las montañas sin árboles cuando llueve.

La deforestación y extracción de arena están provocando la desaparición de nuestros ríos y arroyos. Sumemos a esto el tratamiento incorrecto que se da a la basura. Los desechos plásticos y de vidrios son lanzados en las calles y plazas públicas sin ninguna contemplación. En ríos, arroyos, lagunas y mares se puede observar la presencia abrumadora de objetos plásticos. Ni hablar del lanzamiento de estiércol humano y residuos industriales a ríos y mares.

Los ruidos y escándalos están a la orden del día en nuestras calles y algunos lugares donde se consume alcohol. Es bueno aclarar que los ruidos también producen contaminación ambiental.

Se hace necesaria y urgente la implementación de un sistema de concientización de nuestros ciudadanos en lo relativo a la preservación de nuestro medio ambiente. Se hace necesario que en nuestras escuelas y hogares se trate de manera sistemática y permanente el aspecto del Medio Ambiente.

Necesitamos leyes severas en contra de aquellos que provocan daños a la naturaleza, y autoridades responsables, que tengan el coraje suficiente para aplicar tales leyes.

En resumen, necesitamos un país habitado por seres humanos con conciencia de respeto a la vida.


Que la razón y el buen sentido se impongan a la mezquindad. Estamos a tiempo.