Pienso que todo proceso de cambio
tiene un período de adaptación, que es normal que a los maestros se les permita
que disfruten de comodidades que por su trabajo han logrado. Sin embargo,
modestamente creo que como en todo, los maestros están cometiendo algunos
errores administrativos que se están llevando parte de la felicidad que se
merecen. Pero como dice el refrán, (En el camino se arreglan las cargas)
Hay otra situación que se les está
haciendo muy cuesta arriba a los maestros y es, la rapidez con que se están
haciendo los cambios, si consideramos que se trata de aprendizajes y que los
aprendizajes cualesquiera que sean apremian un periodo de asimilación y los
maestros no escapan a ello.
El modo de evaluación por ejemplo,
deja desarticulado al maestro si pensamos que aprender y aprender con calidad,
conlleva no solo el tiempo dispuesto por el ministerio, sino también las
diferencias individuales y que la confusión podría generársele por la
diversidad que involucran los diferentes aspectos. Aclaro: A un maestro se le
dice que debe evaluar integralmente al estudiante para medir sus competencias y
resulta que el estudiante x, tienen alto rendimiento en casi todas las
asignaturas y sin embargo, en disciplina, asistencia y cooperación es un caos.
El estudiante y, no es tan
aprovechado, digamos sus aprendizajes son más lentos, pero los aspectos de
moral y el ajuste personal y social es más significativo.
¿Qué haría el maestro, evaluar los
contenidos o evaluar al estudiante?
Si evalúa los contenidos, entonces,
qué haría con el crecimiento personal, e integral del estudiante?
Si evalúa la integridad del
estudiante y qué de los contenidos.
¿Cómo les explica a los padres que
el estudiante x, con altas calificaciones en los contenidos es a veces el
responsable de que el estudiante y, no disponga del ambiente favorable para
integrar nuevos conceptos?
A la hora de poner las
calificaciones, cuál de los dos aspectos tiene más valía?
¿Se estaría evaluando a cuál de los
dos?
Si se evalúa a uno de los dos como
positivo, qué hacemos con la otra parte?
Para quién trabajamos para el hombre
matemático o para el hombre sensato?
Llenar un cuadernillo se le hace difícil
al maestro. Primero porque le quita tiempo, segundo porque a mayor cantidad de
trabajo menor calidad de los resultados.
Durante este periodo escolar observé
a un estudiante que con buena competencia, pero fue también el único que: Robó
la merienda a los compañeros, peleó, llevó objetos de distracción al aula,
salió fuera del perímetro escolar burlando la vigilancia, los padres fueron
citados en varias ocasiones y sin embargo, no mejoró y pasó de curso. Y por el
comentario hecho por las redes de parte de su familia, no hay nada que corregir
en el niño, sino que al centro escolar le cogió con él.
No soy maestro, pero con lo poco que
conozco del asunto sé que:
El estudiante.
Los padres y madres.
La sociedad.
Les interesan mucho las altas
calificaciones de sus hijos. Y, qué hacemos con la moral y la cívica, es decir
con el hombre integral.
Pienso que desde el Ministerio se
están acelerando un poco antes que se haga un chequeo del desempeño del
vehículo, es decir, ir preparando la optimización para producir un cambio que
debe ser lento porque un mal que como la educación se arrastra desde siempre no
es verdad que se corrige con solo deseo y dinero. Es necesario planes y
proyectos que comiencen con los cimientos de esta gran edificación que es y son
los maestros con vocación y preparación y eso no se logra con velocidad, sino
con paciencia y persistencia y entre otras cosas desligando la educación de la
política de lo que no deseo profundizar.