domingo, 7 de agosto de 2016

Evaluación diagnóstica

Por Efraín Ortega

Pienso que todo proceso de cambio tiene un período de adaptación, que es normal que a los maestros se les permita que disfruten de comodidades que por su trabajo han logrado. Sin embargo, modestamente creo que como en todo, los maestros están cometiendo algunos errores administrativos que se están llevando parte de la felicidad que se merecen. Pero como dice el refrán, (En el camino se arreglan las cargas)

Hay otra situación que se les está haciendo muy cuesta arriba a los maestros y es, la rapidez con que se están haciendo los cambios, si consideramos que se trata de aprendizajes y que los aprendizajes cualesquiera que sean apremian un periodo de asimilación y los maestros no escapan a ello.

El modo de evaluación por ejemplo, deja desarticulado al maestro si pensamos que aprender y aprender con calidad, conlleva no solo el tiempo dispuesto por el ministerio, sino también las diferencias individuales y que la confusión podría generársele por la diversidad que involucran los diferentes aspectos. Aclaro: A un maestro se le dice que debe evaluar integralmente al estudiante para medir sus competencias y resulta que el estudiante x, tienen alto rendimiento en casi todas las asignaturas y sin embargo, en disciplina, asistencia y cooperación es un caos.

El estudiante y, no es tan aprovechado, digamos sus aprendizajes son más lentos, pero los aspectos de moral y el ajuste personal y social es más significativo.

¿Qué haría el maestro, evaluar los contenidos o evaluar al estudiante?

Si evalúa los contenidos, entonces, qué haría con el crecimiento personal, e integral del estudiante?

Si evalúa la integridad del estudiante y qué de los contenidos.

¿Cómo les explica a los padres que el estudiante x, con altas calificaciones en los contenidos es a veces el responsable de que el estudiante y, no disponga del ambiente favorable para integrar nuevos conceptos?

A la hora de poner las calificaciones, cuál de los dos aspectos tiene más valía?

¿Se estaría evaluando a cuál de los dos?

Si se evalúa a uno de los dos como positivo, qué hacemos con la otra parte?

Para quién trabajamos para el hombre matemático o para el hombre sensato?

Llenar un cuadernillo se le hace difícil al maestro. Primero porque le quita tiempo, segundo porque a mayor cantidad de trabajo menor calidad de los resultados.

Durante este periodo escolar observé a un estudiante que con buena competencia, pero fue también el único que: Robó la merienda a los compañeros, peleó, llevó objetos de distracción al aula, salió fuera del perímetro escolar burlando la vigilancia, los padres fueron citados en varias ocasiones y sin embargo, no mejoró y pasó de curso. Y por el comentario hecho por las redes de parte de su familia, no hay nada que corregir en el niño, sino que al centro escolar le cogió con él.
No soy maestro, pero con lo poco que conozco del asunto sé que:

El estudiante.

Los padres y madres.

La sociedad.

Les interesan mucho las altas calificaciones de sus hijos. Y, qué hacemos con la moral y la cívica, es decir con el hombre integral.


Pienso que desde el Ministerio se están acelerando un poco antes que se haga un chequeo del desempeño del vehículo, es decir, ir preparando la optimización para producir un cambio que debe ser lento porque un mal que como la educación se arrastra desde siempre no es verdad que se corrige con solo deseo y dinero. Es necesario planes y proyectos que comiencen con los cimientos de esta gran edificación que es y son los maestros con vocación y preparación y eso no se logra con velocidad, sino con paciencia y persistencia y entre otras cosas desligando la educación de la política de lo que no deseo profundizar.