Santo Domingo.-Luis Abinader dice estar feliz por la
reacción que ve en las calles de la gente, y dice querer ser Presidente para
lograr un cambio en la administración pública. Es como responde a la primera
pregunta de los Diálogos Presidenciales, que ayer abrió la entrevista con una
pregunta poco usual: dos inquietudes de un niño de seis años, grabadas
previamente en video. Así como comienza la entrevista con esperanza, Abinader
la termina con una sentencia: el 15 de mayo próximo habrá un ajuste de cuentas
entre la sociedad y el gobierno, enfrascado en la búsqueda de la reelección de
Danilo Medina.
Lo dice con apoyo en sus recorridos, sus contactos con la
gente por todo el país, que asegura le indican con claridad que la gente busca
un cambio real en la política. Reafirma sus ideas en las encuestas que dice
manejar, las que le muestran a un Medina por debajo del 50% de los votos requeridos
para triunfar en una primera vuelta electoral, y que ponen a su candidatura en
crecimiento constante. Dice que la entrada de Carolina Mejía como compañera de
fórmula ha ayudado mucho a ese crecimiento, por ser primero una figura fresca y
porque sabe y conoce mucho de la actividad política en República Dominicana.
La apuesta del
candidato presidencial es la de ganar en la primera ronda electoral apoyado en
el desgaste del gobierno y en las promesas incumplidas de Danilo, y la
estrategia de sus contrincantes es similar, ganar en la primera vuelta,
afianzados en aprobación del presidente Medina, con el intento de traducir esa
cierta satisfacción en intención de votos. La idea de Abinader choca de frente
con el planteamiento que hiciera Hatuey de Camps en las páginas de este diario
ayer. El candidato a la
Presidencia del Revolucionario Social Demócrata (PRSD) cree
que al no cohesionar sus fuerzas la oposición perdió la oportunidad de forzar
una segunda vuelta electoral.
Luis no lo ve así, y pone como éxito el que su proyecto sea
respaldado por cinco agrupaciones políticas (al PLD lo respaldan 14 y la
oposición tiene 7 candidatos presidenciales), además de las encuestas para
trabajo político que tiene en sus oficinas. Cuando se le pregunta al candidato
sobre la atomización de la oposición, dice que hay personas que quieren
participar en una campaña electoral y desarrollarse políticamente, con deseos
de plantear sus propuestas al electorado, cosa con que no puede estar opuesto.
Y que esa atomización se produzca incluye una resta directa también al candidato a la reelección, con una dispersión del
voto que al final le afecta a los dos.