Hubo este clásico griego que dijo:”Yo solo se que no se
nada.” Siglos mas tarde, otro pensador dijo:”Mientras yo más aprendo, mas me
doy cuenta de lo poco que yo se.” Las dos expresiones tienen el mismo mensaje:
hacerles ver a las gentes, especialmente a las nuevas generaciones, la
importancia de aprender, leer, indagar, escudriñar, preguntar, investigar, etc.
Yo pienso que seria muy saludable para la humanidad si toda la población
mundial siguiera esta inclinación a inquirir.
A mí siempre me han fascinado las ciencias geográficas,
y como tal, pensaba que tenía conocimiento de los nombres y localidades de gran
parte de las principales corrientes acuáticas del mundo. Pensando así, yo me
conformaba con saber donde quedaba el Brahmaputra, el Volga y el Mississippi;
el Cauca, el Mecong y el Congo. Saber donde estaba el Amazonas, el Nilo y el
Danubio. El Manzanares, Eufrates y el Orinoco. Y conocer donde estaban el
Tigris, Ozama y Ganges, el Elba, el Guadalquivir, el Indus, el Murray Darling,
Grande, Zanbeze, Rhin, Tajo y el Missuri, Y donde se encontraban el Duero,
Magdalena,Yangtze, el Yukon y el Niger. Y hasta el Ob, el Guadiana y el
Mackenzie; el Huan, el Parana, el Lena y el Yenisei.
Pues sabiendo de tantos ríos y tantos nombres bonitos, pense
que estaba seguro por cultura general. Pero caramba mi hermano, que sorpresa me
lleve cuando viendo la noticia mire todos los chilenos en alegre algarabía y
regocijo sin par, cuando el monstruo sin igual que asolo aquella región que San
Martín y O’Higgins crearan, finalmente se murió. La gente en gran alboroto y
voceando sin parar mencionaban el Mapocho, un río que esta enclavado en el Corazón
de Santiago y que había sido convertido en un río de cadáveres por los
criminales que como los cobardes, con puñaladas traseras, mataron uno de los
procesos mas hermosos y honestos que ha conocido el llamado cono sur del
continente Americano. Y convirtieron aquel río en una sepultura, tratando de
lavar toda la sangre que regaron en aquella región que una vez conoció las
miradas honorables y nacionalistas del poeta Neruda.
Es probable que nunca se logre determinar con exactitud los
nombres ni cuantos jóvenes y cuantas personas pobres que sonaron con un mejor
futuro, en ese largo país en el medio de las playas del Pacifico y la
cordillera de los Andes, fueron asesinadas y torturadas por el monstruo chileno
y su legiones de adulones corruptos y secuaces, porque como es bien sabido, el
pobre no tiene nombre.
Diecinueve anos les tomo a los carteles internacionales
para preparar el panorama. Primero crearon el monstruo y entonces le prepararon
el terreno para que hiciera el trabajo. Los capitalistas le llaman a esto
“trabajo pacificador”.Este trabajito esta caracterizado por la persecución de
las ideas, el establecimiento de un régimen de terror y hacerles creer a la
gente que el aparato del estado es algo inalcanzable, totalmente separado de la
sociedad, para que la gente no sepa que aunque el estado es el
mecanismo de poder de la clase dominante, el estado no es irrompible.
Y cuando paso el vendaval, como un ciclón batatero, los
verdugos malhechores de la sociedad chilena aparecieron sonrientes en la televisión,
culpando al monstruo que murió, tratando de ocultar su propia culpa, todo
el beneficio que obtuvieron y las cuentas bancarias buchuchas. Una cosa muy
curiosa que llamo la atención de las gentes, cuando esas personas iban a los
programas televisivos fue que la gente noto como que a ellos les habían crecido
los dientes un poco. Se ha dicho de algunos carnívoros, como las hienas, los
chacales y los lobos, que son tan voraces que los dientes les crecen de una
manera descomunal. Era común en el régimen que ellos implantaron poner en uso
las practicas sadistas del Imperio Romano, aquel imperio que aporto tan poco al
beneficio de la sociedad humana, y cuya característica principal fue su
horrorosa y cruda crueldad.
Pues
volviendo a los ríos, el Mapocho es un río que naciendo en la cordillera de los
Andes, toma su nombre por los nativos habitantes de esa región, los Mapuches
una de los pocas civilizaciones del continente que nunca fueron subyugadas por
los crueles europeos; y entra en el corazón de la ciudad de
Santiago, partiendo la ciudad en dos. Fue aquí que los horrorizados
habitantes de la capital se acostumbraron a ver los cadáveres de cantantes,
profesores, periodistas, estudiantes, poetas, artistas y políticos que pasaban
flotando en el río, entre los anos de 1973 y 1992, cuando finalmente, al
principal gorila del zoológico creado por los carteles económicos
internacionales lo pusieron en la tumba a corromper el terreno.
Hay muchos que dicen que lo que sucedió en Chile a partir de
Septiembre 22, 1973, fue parte de una gran operación planificada por personas
extranjeras y que aterrorizo la mayoría de los países de la región, arrancándole
a sur América la alegría y en su lugar dejando un amargo sufrimiento que
perdurara por largo tiempo, hasta que los suramericanos se puedan sacudir de la
contaminación del atraso. Como los chilenos se plegaron al horror y aceptaron
su desgracia por cerca de 20 anos, ellos pensarían que no hay mal que dure 20
anos y a los 19 les pararon la paliza. Hoy la nación esta tranquila,
arrodillada y controlada. Los banqueros, los industriales y grandes
terratenientes le tienen los pies en el cuello al chileno para que no se atreva
a volver a pararse, para que no ose levantarse. Los chilenos van a las casas
religiosas a arrodillarse tranquilos, y no hay cosa que los ricos de un país
les guste mas que mirar a lo pobres arrodillados en las iglesias, a ellos les
encanta, y hasta fotos les tiran, con una sonrisa de satisfacción en la boca.
Con relación a Pinocho, el fue un carácter infantil creado
en1882 por Carlo Collodi y que tiene que ver con un niño que cada vez que dice
una mentira, le crece la nariz un poquito. Yo pienso que los chilenos hicieron
una buena comparación, después que les mintieron tantas veces para engañarlos;
primero para “calentar las calles”, después usando la prensa vendida y
comprada, esa prensa horrenda y venal que nos ha causado tanto daño a todos. Así
que cuando los chilenos se tiraron a las calles para celebrar con regocijo la pequeña
tregua, no es extraño que refiriéndose al mentiroso monstruo, ellos pudieron
respirar un poco después del ahogo, y gritaran, aun a sabiendas de que eso
nunca iba a suceder: Pinocho, Pinocho, que lo tiren al Mapocho!
Entonces aquí es que yo les voy a hablar de Loló, quien fue
un paciente de origen chileno que yo conocí en el hospital. Loló murió
hace varios anos. El era un hombre muy cómico. El se dedicaba a la venta de
cacerolas. El vendía cacerolas de todo tipo: esmaltadas, de aluminio, de barro,
de hierro, de cobre, como usted las quisiera. Pero lo cómico de Loló no
era el negocio con que el se ganaba la vida, sino lo que el decía. Según
Loló:”El diablo había decidido tener un hijo, y el hijo que el diablo parió fue
Augusto Pinochet. Entonces el Diablo busco un país para que se lo criaran y el país
que el diablo encontró fue Chile, un país con una larga franja de terreno
pegado al océano Pacifico, porque el país era muy pobre, muy atrasado, muy
religioso, y muy admirador del europeo, especialmente si el europeo tenía los
ojos azules. Oh, los chilenos adoran los ojos azules! Y así fue.
Chile cayó como anillo al dedo. Alguien preparo un grupo de serpientes, y a
Augusto Pinochet lo convirtieron en el rey de las serpientes y lo
pusieron a gobernar…”
Al principio, la gente encontraba cómico lo que decía Loló,
pero después de conocer toda la verdad, todo el horror que provocaron en ese país,
ellos no siguieron encontrándolo tan cómico; en su lugar, ellos sintieron como
un frío que les recorría toda la espalda, bajando por la columna vertebral y se
quedaron pasmados de sorpresa, porque ellos no pensaban que gente con los ojos
azules podían ser tan desalmados y canallas. Ellos se olvidaron que esa es una
historia muy vieja en el continente Americano, y que el plan Condor, aunque no
fue preparado en las oficinas con aire acondicionado de Viñas del Mar, vino
envuelto como un sandwich que habia que comerse aunque les hiciera daño a
tantos.
Hoy, después de mas de 20 anos, incluso hay leyes que prohíben
terminantemente al chileno tratar de descubrir las tumbas con los miles de
muertos, asesinados, calcinados; y ni siquiera por asomo se puede pensar en
encontrar los que se llevo el Mapocho; esos infelices buscados por sus familias
con profunda tristeza, con lagrimas en los ojos, y sin ninguna esperanza, los
tiro el Mapocho en el Pacifico para darles de comer a los tiburones, que era
precisamente el propósito de los torturadores y sus asesores extranjeros.
Entonces no es extraño que los chilenos, cuando supieron de la tranquila muerte
del rey de las serpientes, gritaran con regocijado alborozo: Pinocho, Pinocho,
que lo tiren al Mapocho!