Se define como eficiente a la persona con cierto grado de
capacidad y conocimiento de lo que ejecuta y hace en beneficio propio y de las
demás personas que le rodean, actuando con buen ánimo y espíritu de
inteligencia.
El grado de conciencia con que se hagan las cosas permitirá
solución a los distintos problemas que la vida presenta sin maquinar el mal en
perjuicio de los más indefensos, en cualquier desempeño que se realice las
cosas ayudarán a los diferentes actores de la sociedad a un desempeño justo y
clarividente.
En la administración la eficiencia ha de conjugarse con la
transparencia con que se maneje cada responsable de exhibir el buen
comportamiento y respeto ante lo que no es suyo sino de la colectividad humana.
Para los bienes sociales hacen falta personas pulcras y
transparentes para actuar con decoro, cuidando de no engañar con mentiras y
oscurantismos, destruyendo lo que Dios hizo bueno.
¡Que desaparezca ya la delincuencia, la inseguridad
ciudadana y el latrocinio público.
Hasta el próximo número.