Puerto Plata.- Ayer 5 de enero, se cumplieron siete décadas
del sentido fallecimiento de cantante Puertoplateño Eleuterio (Eduardo)
Brito, quien fue un barítono de ópera y zarzuela que es considerado como el
cantante nacional de la
República Dominicana quien murió el 5 de enero de 1946 en la
comunidad Nigua de la provincia San Cristóbal.
La provincia Puerto Plata vio nacer a Eduardo
Brito, quien vio la luz el día 21 de enero de 1905 en la localidad El
Higo, común de Blanco, hoy municipio de Luperón en la parte oeste de ésta
jurisdicción de la costa Atlántica de nuestro país, el cual lamentablemente
dejó de existir a los 41 años en horas de la madrugada del 5 de enero de 1946.
Éste artista durante la década de los años 30, se presentó
en todos los países del Gran Caribe Hispano y realizó en Nueva York
históricas grabaciones de temas como “La Mulatona ” y “Lucía”, esta última con letra del
doctor Joaquín Balaguer, hasta el punto de que el compositor cubano
Eliseo Grenet, director de una compañía de zarzuelas, quedó impresionado por el
joven cantante y le contrató para que integrara parte del elenco durante una
gira por Europa.
Eduardo Brito fue uno de cuatro hijos que a “tropezones”
crecieron bajo el peso de las limitaciones económicas, alejados de los medios
de trasmisión de la cultura artística y literaria. Después de descubrir
el potencial de su voz prodigiosa, escapa del lado de su madre y comienza
a darse a conocer en Santiago de los Caballeros como el limpiabotas que canta
ya que también registró con su voz en el acetato la zarzuela “Los Gavilanes”
compuesta por Jacinto Guerrero.
Su voz le lleva al encuentro de músicos con reconocido
prestigio en la región y canta en el Café Yaque, donde obtiene gran éxito.
Cuando apenas había cumplido 17 años de edad, la capital de la República lo acogió y,
después de debutar en el Coney Island, fue contratado para presentarse en el
Hotel Fausto, la plaza más codiciada entonces por los artistas del género; en
el Trocadero y en el Café Arriete.
Su andar por el país ya no se detuvo y entre serenatas,
fiestas y los más diversos empleos, transcurrió su vida hasta que en 1924, con
la canción Amar, eso es todo, ganó el primer premio de un concurso que, en
Santiago de los Caballeros, patrocinó el jabón Candado ya que ese producto, que
por la fecha se importaba desde Cuba, realizaba frecuentemente tales eventos,
de manera promocional. Salvador Sturla, prestigiosa y autorizada figura,
reconoció públicamente el talento de quien muy pronto dejaría de ser Eleuterio
para inmortalizarse con el nombre de “Eduardo Brito”.
Para la educación musical del cantante, resultó de gran
importancia la amistad que surgió entre éste y el maestro Julio Alberto
Hernández, quien tutelaba el Cuadro Artístico, un grupo en el que se nuclearon
importantes voces que con frecuencia se presentaban en Santiago, San Pedro de
Macorís y Santo Domingo, además se destaca que la gran crisis norteamericana de
1929, no fue causa suficiente para impedir que Eduardo Brito, Rosa Elena
Bobadilla (con quien había contraído matrimonio un mes antes) y otros artistas,
partieran en diciembre de ese año rumbo a New York, donde se grabaría un gran
número de piezas de autores dominicanos.