viernes, 15 de enero de 2016

La Casa y la Escuela

Por Efraín Ortega

Diariamente los niños llegan con moretones, marcas de correazos y hasta heridas propinadas por los padres y además algunas malas palabras que vuelcan graciosamente sobre la anatomía moral de compañeros y maestros. Cuando son llamados a la atención por el docente, lo normal es que se resista a obedecer y si por disciplina o por hacer valer las reglas y normas del centro se somete, entonces, no faltará la advertencia de que en su casa le informaron que no dejara que le violaran sus derechos, al día siguiente aparecen dos señores con caras de pocos amigos reclamando el cumplimiento de la ley 136- 03, aparte de que en el asiento de atrás del auto, hay un par se asesores que en ocasión de haber sido maestros o qué se yo que otra cosa, exigen que a su nieto no se le maltrate en la escuela y sobre todo por un maestro incompetente que no sabe con el esfuerzo que se está criando ese angelito. 

Si la dirección del centro o el departamento de orientación les señalan que a parte de las malas palabras y la indisciplina su hijo les roba la merienda y daña los juguetes a sus compañeros y les muestra los genitales cuando estos le reclaman respeto. Lo mas posible es que los padres digan que es mentira porque su hijo no tiene necesidad de eso y es más, "lo podemos llevar a cualquier colegio porque nosotros podemos hacerlo y no tenerlo en esta pinchy escuela pública", en mi casa ese niño no nos da quejas.
Allí, no molesta, tiene de todo, un rincón de juguetes carros y nadie lo maltrata y nosotros conocemos la ley y sus derechos y en tal caso actuaremos en consecuencia repiten en tono amenazante. { Nótese que hablaron de juguetes, no de valores.}

Es innegable que en ocasiones el maestro como todo ser imperfecto podría equivocarse y no menos cierto es que desde el estado se están haciendo esfuerzos por darles una formación de calidad a la población estudiantil. Sin embargo,

Podemos dedicar el 50%, del PIB, a la formación y si la familia no educa nada será suficiente.