miércoles, 22 de abril de 2015

Que pare ese relajo

Estero Hondo.- Por Nicanor Hernández

La República Dominicana fue intervenida política y militarmente por el gobierno estadounidense en 1916. Las tropas norteamericanas abandonaron el país en 1924, año en que se celebraron elecciones para elegir al Presidente y al Vice-presidente de la República. En esas elecciones el General Horacio Vásquez resultó elegido como Presidente de la República Dominicana.

Horaci
o fue elegido para ocupar la Presidencia por un período de cuatro años, desde 1924 hasta 1928. Sin embargo, los horacistas se emborracharon de poder y perdieron la cordura, embarcándose en una empresa aventurera de intentar extender el mandato de su líder dos años más, es decir hasta 1930.

Los horacistas, para lograr su propósito extensionista, utilizaron como grito de guerra la frase "Horacio o que entre el mar". Aquel caudillo fue presentado ante la población de ese entonces como una especie de mesías, como alguien insustituible. 


Finalmente, se impuso la insensatez y el Congreso Nacional aprobó que Horacio Vásquez continuara en la presidencia dos años más, hasta 1930.
Justamente en 1930 el Presidente Vásquez fue derrocado, mediante un Golpe de Estado que dirigió el brigadier Rafael Leónidas Trujillo Molina. No entró el mar, pero sí lo hizo el mal. En efecto, la maldad se impuso por más de 30 años, personificada en la despiadada, cruel e inhumana figura de tan tristemente recordado tirano.

Trujillo fue ajusticiado el 30 de mayo de 1961. Este acontecimiento marcó el fin de una dolorosa y terrible etapa.

En 1962 se celebraron elecciones, resultando el Profesor Juan Bosch electo como Presidente de la República. Al año siguiente, 1963, fue aprobada una nueva Constitución, que ha sido considerada como la más progresista que hemos tenido en nuestra vida republicana.

Bosch fue derrocado en 1963, mediante un Golpe de Estado que encabezaron malos dominicanos, con el apoyo del gobierno norteamericano de ese entonces. Dos años después, el 24 de abril de 1965, se produjo el inicio de la Guerra Civil que procuraba el retorno al poder del derrocado gobierno democrático. Cuatro días después se produjo la segunda intervención militar y política de los Estados Unidos en los asuntos internos de nuestro país. Un pueblo dominicano valiente enfrentó con armas caseras al ejértcito más poderoso del mundo. La Guerra Civil se convirtió en Guerra Patria.

En 1966, aún con la presencia de soldados norteamericanos, se celebraron elecciones y de manera fraudulenta fue impuesto el Doctor Joaquín Balaguer como Presidente de la República. En ese año fue aprobada una nueva Constitución.

En 1994 se produjo otra reforma constitucional. Balaguer era Presidente. Mediante esta reforma se le redujo en dos años el mandato al presidente de turno y se prohibió la reelección presidencial.

En 2004, bajo el mandato de Hipólito Mejía, se produce otra reforma constitucional para restablecer la reelección presidencial.

La más reciente reforma constitucional fue la de 2010, siendo Leonel Fernández Presidente de la República. En esta reforma vuelve a prohibirse la reelección presidencial.

Como se puede ver, en apenas 50 años se han producido cinco reformas constitucionales, lo que indica que cada diez años se repite este drama. Los políticos dominicanos se han comportado como "muchachos malcriados", que no muestran madurez . La Constitución dominicana no puede ni debe ser un relajo. Cada vez que un grupo de ambiciosos se siente con mayoría en el Congreso Nacional, busca la manera de acomodar la Constitución a su imagen, semejanza y conveniencia. 

Que esa mala práctica termine, pero ya. Queremos y necesitamos un país con instituciones fuertes. Donde la Constitución y las leyes son un relajo, no puede prosperar la institucionalidad y la tranquilidad. Que todo se haga por el bien del país.