Raúl Pérez Peña (Bacho)
Equivocadamente, se pudiera pensar en los recientes actos
contra Leonel Fernández en Nueva York y halarlos por los moños para
relacionarlos con imaginarios planes golpistas. Así que la pregunta del título
está desvinculada del presente.
En el 2013 creció impetuosa la ola de actos con un rotundo
NO a la impunidad y a la corrupción, generando pánico en el entorno del
expresidente Fernández.
Movieron cielo y tierra. Con fichas como un denominado “Polo
Patriótico”. La juventud era predominante en los actos contra Leonel. Por eso
la contraofensiva leonelista tiraba contra la juventud.
Por el “Polo Patriótico” habló un expreso renegado con el
instructivo expreso de destilar veneno contra las movilizaciones. Dicho
renegado recibió una llamada telefónica de una persona señalándole la gravedad
de sus pronunciamientos.
Pero el renegado respondió: “Es que hay en marcha un plan de
golpe de Estado”. Ahí terminó la conversación, porque quien había llamado se
indignó a tal grado que colgó el teléfono.
¿Era cierto el plan del golpe contra Danilo? Falso por
completo.
El invento emergió ante la urgente necesidad de Leonel de
hacerle frente a las crecientes movilizaciones en su contra. Lo sucedido mostró
lo corrompido del poder político y sus fichas en el país.
Se apela a gente atraída mediante favores, prebendas y
derivados. El pretexto del golpe de Estado al gobierno de Danilo fue pasajero,
provisional. Pero pudo ser otra megamentira.
Quien habló del golpe de Estado es un recurrente usurpador
de funciones, que aparece más de una vez “infraganti” en videos, fotografías y
publicaciones en diarios de circulación nacional.
Ahora, se vive un “octubre supertucano” para Leonel y su
anillo. Se habla de “persecución política”. Pero es difícil que Leonel hable de
un “golpe de Estado” contra Danilo.
Total, en el fondo es un forcejeo al interior morado, sin
perspectivas favorables al pueblo. Las corrientes internas tensadas “juntas son
dinamita” en corrupción e impunidad.
No hay por dónde detectar señales transparentes.
Lo que trasciende es supertucano por aquí, comisiones por
allí, contratos más allá, mientras apesta el mal olor en unas cámaras
fermentadas por legisladores contaminados.
¡Impunidad Cero! Es un sentimiento que pica y se extiende en
este momento.