domingo, 5 de octubre de 2014

Aclamamos a Dios cuando estamos en peligro

Por:  Antonio Fernández Acevedo.- El ser humano por naturaleza cuando nace es el más débil, pero tiene la facultad de que cuando crece tener la habilidad de ser el más poderoso.

Llega el momento de la debilidad por la carencia de confianza en sí mismo, la desesperación, la incredulidad, el egoísmo, llegando a  veces a perder la memoria hasta llegar a cometer actos en contra de otras personas o de un ser querido que puede ser incluso él mismo.

Nos consideramos ser los más poderosos, y cuando adquirimos fortunas o poderes nos olvidamos de quienes hicieron posible que llegaran a las alturas.

En caso particular o general los políticos para alcanzar la posición a que aspiran hacen alardes y promesas de que harán lo mismo que sus maestros o ideólogos (Duarte, Luperón, Bosch y otros), cuando necesitan de ellos, en los discursos los alaban, pero cuando ocupan posiciones ni siquiera se acuerdan de ellos.

Un ejemplo, al morir Juan Bosch con él desapareció su ideología en su partido, lo mismo pasó con Joaquín Balaguer que con su muerte se llevó la ideología y su partido.

Un grupo de habilidosos hicieron abrazar a Joaquín Balaguer con el Profesor Juan Bosch para concretizar una alianza; ya Juan Bosch para ese entonces sus facultades mentales no andaban bien, jamás se acercaría a Balaguer por haberlo engañado en elecciones pasadas (posiblemente la del 1990), cuando Juan Bosch acusó a Balaguer de ladrón por haberle robado las elecciones del 1990.

En estos tiempos un reducido grupo llamado los abanderados Miembros del Comité Político del partido oficialista son los que consideran que sólo ellos pueden decidir por el país, que si otro aspira a hacerlo no cuenta con la capacidad, que si otro lo hace nos llevaría al abismo.

Por el contrario, los que estamos fuera del poder, los que no tenemos la oportunidad de ocupar posiciones importantes, se nos considera inepto, incapaz; pero hay funcionarios que por el hecho de ser peledeístas son los más puros, lo más honrados, los únicos que pueden dirigir, pero si vamos al fondo hay de ellos que son los más impuros.

No todos los funcionarios son iguales, pues los hay que son leales, son merecedores de aprecios y admiración y cumplen con su deber en las posiciones que ocupan, si Usted es uno de ellos ¡Felicidades!

Ya las elecciones están al doblar de la esquina, si usted ha sido un funcionario electo o de la administración pública, si no ha cumplido con sus promesas de campaña, el elector podría no brindarle su apoyo en esta oportunidad por ser incumplidor.

Otros por ser afortunados tienen el derecho de aspirar dejando de lado a los que con buena fe e intenciones no pueden llegar a ocupar las posiciones que desean por no tener los recursos necesario para ello y que necesita el clientelismo.

Finalmente somos incrédulos, y olvidadizos, quienes nos han gobernado han hecho de todo, he dicho de todo y repito de nuevo, de todo y sus prédicas las hacen como si nada hubiera sucedido.