Por: Antonio
Fernández Acevedo.- El ser humano
por naturaleza cuando nace es el más débil, pero tiene la facultad de que
cuando crece tener la habilidad de ser el más poderoso.
Llega el
momento de la debilidad por la carencia de confianza en sí mismo, la desesperación,
la incredulidad, el egoísmo, llegando a
veces a perder la memoria hasta llegar a cometer actos en contra de
otras personas o de un ser querido que puede ser incluso él mismo.
Nos
consideramos ser los más poderosos, y cuando adquirimos fortunas o poderes nos
olvidamos de quienes hicieron posible que llegaran a las alturas.
En caso
particular o general los políticos para alcanzar la posición a que aspiran
hacen alardes y promesas de que harán lo mismo que sus maestros o ideólogos
(Duarte, Luperón, Bosch y otros), cuando necesitan de ellos, en los discursos
los alaban, pero cuando ocupan posiciones ni siquiera se acuerdan de ellos.
Un ejemplo,
al morir Juan Bosch con él desapareció su ideología en su partido, lo mismo
pasó con Joaquín Balaguer que con su muerte se llevó la ideología y su partido.
Un grupo de
habilidosos hicieron abrazar a Joaquín Balaguer con el Profesor Juan Bosch para
concretizar una alianza; ya Juan Bosch para ese entonces sus facultades
mentales no andaban bien, jamás se acercaría a Balaguer por haberlo engañado en
elecciones pasadas (posiblemente la del 1990), cuando Juan Bosch acusó a
Balaguer de ladrón por haberle robado las elecciones del 1990.
En estos
tiempos un reducido grupo llamado los abanderados Miembros del Comité Político
del partido oficialista son los que consideran que sólo ellos pueden decidir
por el país, que si otro aspira a hacerlo no cuenta con la capacidad, que si
otro lo hace nos llevaría al abismo.
Por el
contrario, los que estamos fuera del poder, los que no tenemos la oportunidad
de ocupar posiciones importantes, se nos considera inepto, incapaz; pero hay
funcionarios que por el hecho de ser peledeístas son los más puros, lo más
honrados, los únicos que pueden dirigir, pero si vamos al fondo hay de ellos
que son los más impuros.
No todos los
funcionarios son iguales, pues los hay que son leales, son merecedores de
aprecios y admiración y cumplen con su deber en las posiciones que ocupan, si
Usted es uno de ellos ¡Felicidades!
Ya las
elecciones están al doblar de la esquina, si usted ha sido un funcionario
electo o de la administración pública, si no ha cumplido con sus promesas de
campaña, el elector podría no brindarle su apoyo en esta oportunidad por ser
incumplidor.
Otros por ser
afortunados tienen el derecho de aspirar dejando de lado a los que con buena fe
e intenciones no pueden llegar a ocupar las posiciones que desean por no tener
los recursos necesario para ello y que necesita el clientelismo.
Finalmente
somos incrédulos, y olvidadizos, quienes nos han gobernado han hecho de todo,
he dicho de todo y repito de nuevo, de todo y sus prédicas las hacen como si
nada hubiera sucedido.