Por: Alicia Estévez.- En los días posteriores a que Francina Hungría recibiera un tiro en la cara para robarle su vehículo, que la dejó ciega, un hombre intentó asaltarme.
Yo hablaba por teléfono.
Yo hablaba por teléfono.
Entonces, aquel tipo, y no sé cuántos más, se estacionaron en un lugar que me pareció extraño porque no había nada.
Desde allí me escogieron como la víctima idónea: una mujer sola, atrapada en un atasco de tránsito y distraída con el celular.
El atracador se desmontó del auto, que tenía los cristales tintados, y caminó directo hasta mi ventanilla.
Lo primero que hizo fue apretar el manubrio de la puerta para probar si tenía activados los seguros. Así era.
Después golpeó la puerta de mí vehículo con mucha violencia. Nunca le abrí.
Al final me mostró que llevaba en la cintura una pistola. Aun así permanecí encerrada en mi vehículo. Me miró con tal furia que me heló el corazón y, entonces, se retiró hacia su carro y se marchó.
¿Por qué no me disparó? Creo que el escándalo creado en esos días por el tiroteo contra Francina lo frenó. Lo pensé porque ese tipo no parecía dispuesto a llegar hasta donde lo esperaba su cómplice, o cómplices, con las manos vacías. La experiencia hizo que me identificara más con la tragedia de Francina.
Como muchos dominicanos, vi el video donde figuraban sus atacantes y luego las fotos de los detenidos. Me parecieron las mismas personas. El arma también fue localizada. Las huellas del que disparó estaban en el vehículo robado a Francina. Los propios acusados hicieron mención unos de los otros.
Pero eso no bastó para una condena al grupo.
El culpable fue solo uno, según las juezas Sarah Veras, Ingrid Fernández y Gissell Soto, quienes cuestionaron las pruebas y dejaron en libertad a cuatro imputados, incluido el que tenía en su poder la pistola con que dispararon a Francina.
¿Qué significa este veredicto?
¿Esos cuatro hombres imputados no eran los que estaban junto al que le disparó y hay que buscar a los que sí estuvieron? ¿Esos eran los que estaban pero las autoridades manejaron mal el caso? ¿Cómo es que hay un culpable y cuatro que no lo son si se trata del mismo grupo?
Una vez coincidí con Francina en un lugar público. Es una muchacha linda, simpática y amada, siempre asistida por gente que la quiere.
Siento que ahora también le disparó la justicia cuya decisión, además, ha enviado un mensaje para los atracadores como el que intentó robarme.
Ése se debe estarse diciendo: “!Debí darle un tiro! Total, no pasa nada.”