miércoles, 8 de julio de 2020

Aprender a actuar con prudencia


Por el Lic. Eddy Arias Gómez

La prudencia es uno de los valores éticos que más hermosamente engalana a todo hombre o mujer sin importar la edad, posición económica, ni el lugar que ocupe, para pernotar en paz, armonía y felicidad.

En ella el individuo hace acopio, como enseñanza de lo que ve, escucha con aptitud de observación.

Un niño que vive en un ambiente de hogar educado no tarda en hacer usos de buenas frases de cortesía, exhibiendo exquisitos modales que les engrandecen mediante el reconocimiento de quienes les rodean, convirtiéndose en una persona agradable y aceptada por todos.

La prudencia se refleja en la mirada, los gestos, vocablos acompañados del dominio de sí mismo.

El ser humano prudente se conduce con respeto valorándose en su propia persona y a sus semejantes quienes en ocasiones son favorecidos o maltratados por un buen o mal proceder personal.

Cuando se aprende a ser prudente también se aprende a ser obediente para evitar pérdida del carácter y aún en lo material, espiritual y natural.

¿Por qué tantos contagiados, tristes y angustiados? Claro está, por desobedecer al llamado de cuarentena quedándose en casa.

Es imperdonable para personas que confirmados y consciente de su estado de salud no se cuidan ni protegen a los demás, son inconscientes e imprudentes.

La persona prudente es comedida, respetuosa del ideal como la preferencia del otro.

Dios nos ayuda a aceptar con paciencia la forma de ser y conducirse de los demás, nunca dando malas respuestas, ni criticando sin valorar las partes positivas que todo ser humano posee como idiosincrasia natural.

Cuidemos y cuidémonos del enemigo invisible del Siglo XXI, el Covid-19.

Que Jesucristo y su padre Dios nos protejan por intersección de la Virgen María, los Ángeles y todas potencias divinas.

Julio, mes del Carmen.