Por lógica y razón todo
hombre y mujer llevan encarnados entre sí un cúmulo de deberes y derechos que
desde el guión de vida les han sido concebidos desde que nace y muere.
1º Recibimos para luego
dar (Derecho para compartir)
2º Conocemos para
enseñar (Derecho para aprender)
3º Plantamos para
cosechar (Derecho a la producción)
Trabajar es un deber
para los seres humanos. Primero como medio de subsistencia y de contribución al
progreso social. En este sentido se puede entender la afirmación de San Pablo “Si
alguno no quiere trabajar, que no coma (2Ts, 7-11). Además es un deber en la
medida en que el hombre por el trabajo consigue el desarrollo y
perfeccionamiento personal.
Este derecho al trabajo
está muy correlacionado con el mismo derecho del hombre y la existencia.
En todo caso, el obrero
ha de tener garantizada, además el fruto de su trabajo, las condiciones
humanas, laborales que les permitan satisfacer otras necesidades
complementarias.
Más aún, tengan la
posibilidad de desarrollar libremente las energías y las cualidades que tal vez
en su trabajo profesional apenas pueden cultivar.
En cuáles espacios se
debe trabajar: el que la conciencia y posibilidades físicas les sugieran.
Siempre con el
pensamiento: “A Dios rogando y con el mazo dando”
Todo trabajo tendrá su
recompensa. Obreros a luchar sin descansar. Si se trabaja tendremos el derecho
al bienestar pasajero y eterno. “Estudiantes a estudiar”
Hasta el próximo número.