domingo, 15 de febrero de 2015

Leonel Fernández y el terror electoral

Por Luis R. Santos.- En días recientes se ha iniciado una campaña mediática con la intención de frenar el ascenso del doctor Leonel Fernández en las preferencias electorales. Todos los enemigos y adversarios del expresidente saben que cuando definitivamente se despeje el panorama y el presidente Medina deje establecido claramente que no se repostulará, el PLD y sus aliados, esa gran maquinaria, estarán apoyando sin reservas al candidato que ganará las elecciones el próximo año. Y todo aquel que no se las da de tonto sabe se tratará del doctor Leonel Fernández.
Las encuestas recientes aterrorizan; en todos los escenarios el PLD gana sin mayores contratiempos, y eso envenena la sangre a sectores que pensaron que el doctor Leonel Fernández era un cadáver político. De ahí que estén frotándose las manos ante unas afirmaciones de un criminal convicto y confeso, que no merece la más mínima credibilidad.

Afirma este señor que el expresidente enviaba emisarios a rogarle para que le financiara su campaña para volver al poder en el año 2004.

Hay que recordar que ya a finales de 2002 todo el mundo sabía que el doctor Leonel Fernández ganaría las elecciones en primera vuelta, que el proceso sería un mero trámite para confirmar lo que era evidente: que el desastre que gobernaba el país llegaría a su fin en ese certamen. Entonces, ¿era necesario que un expresidente, que los empresarios veían como la tabla de salvación, tuviera que rogarle a un delincuente con crímenes de todo tipo en su haber para que lo ayudara a ganar?
Como espectáculo, ridículo y mendaz, está muy bien, pero no para encubrir la verdadera naturaleza de esta trama: se quiere detener por vías espurias el ascenso de una candidatura que no se detendrá hasta obtener un resonante triunfo el próximo año.
Entre los adversarios del PLD hay demasiados motivos para la angustia: saben que después del doctor Leonel Fernández los está esperando un señor llamado Danilo Medina, cuya obra de gobierno se agiganta al pasar de los días y quien los estará esperando en la curvita del año 2020. Y para políticos en la oposición, el 2024 se vislumbra demasiado lejano.
Pueden seguir entreteniéndose con el montaje y la campañita; sin embargo, esto no detendrá el crecimiento, el reconocimiento de una obra de gobierno, responsable en gran medida del grado de desarrollo que acusa hoy nuestro país.
Al final, la verdad flota, como ciertas estrategias fallidas, y la gente termina de entender cuando le quieren tomar el pelo, tomarlos por estúpidos.