A propósito de la apertura de las diferentes ofertas o
propuestas de candidatos para ocupar los cargos electivos en nuestros distritos
municipales, municipios, provincias y nacionales, me siento tentado a llamar la
atención de todos nuestros congéneres y militantes de los diferentes núcleos
religiosos, político o social para que se proponga antes de comparecer por un
centro de votación a reflexionar pidiendo la iluminación divina para que no
incurramos en favorecer a aquellas personas que tienen sólo compromisos para
producir dolos a nuestra nación, por que a nivel local vemos aquellos echando
por tierra las buenas prácticas, los valores patrióticos, morales, familiares,
personalidades culturales y sociales.
Todos estos van en una crecida galopante y vertical con
efectos crecientes sin control.
Si nosotros contribuimos a seleccionar la cabeza carcomida
por la podredumbre de la corrupción e inmoralidad, obtendremos una sociedad
deteriorada sin esperanza y palmeada por el fracaso.
Nunca confundas la honestidad y buena gestión con dádivas y
promesas; pues en esta cultura viene envuelta la sutileza, el chantaje y todos
los desvanes de hipocresía.
Te invito a comparecer a las urnas con una visión clara para
no elegir lo peor, no escoger a quien mañana te cause tristeza y malos
recuerdos.