El editorial del semanario expresa que el extranjero que
visita la
República Dominicana , en cualquier época del año, pensará que
aquí hay elecciones congresuales, municipales y presidenciales, cada mes.
“Su asombro debe ser grande. Pensará que esta es la
democracia más rara del mundo. La excesiva propaganda visual y electrónica que
aturde promoviendo candidatos, lo llevará a muchas interrogantes”, subraya.
Señala que esta situación se da porque amplios sectores de
la sociedad dominicana han hecho de la ley una caricatura, un traje a la medida
de las circunstancias, y una comedia.
“Se está imponiendo una cultura de irrespeto a la ley,
trayendo esta actitud un debilitamiento espantoso de nuestras instituciones”,
precisa.
El editorialista se pregunta cómo es posible que los máximos
representantes de los partidos políticos sean los primeros violadores de la ley
que establece que la campaña electoral para escoger a las nuevas autoridades,
comienza tres meses antes de las elecciones.
Señala que lo más grave de esta agitación política a destiempo
es el despilfarro de dinero en propaganda que contrasta con las tantas
carencias esenciales que sufre la población.
“Este derroche es una burla a la pobreza de tantas familias
olvidadas y marginadas del campo y la ciudad”, manifiesta.
Expresa que llegó la hora de corregir todas las deficiencias
que nos impiden avanzar como nación.
Indica que la clase política dominicana debe comprender que
la historia le pedirá cuenta de su conducta.
“No se puede continuar con el pan y el circo para
nuestra gente, alienándola y haciendo de ella presas fáciles de la manipulación
de conciencias”, sostiene.
Agrega que abonar la pobreza y la miseria sólo conduce hacia
el abismo social.
“Estamos a dos años de las elecciones de 2016. Aprendamos a
respetar los plazos establecidos por la
Ley ”, complementa.
Para finalizar: “Hagamos de la democracia algo más que una
palabra”.
El periódico Camino circula todas las semanas en la
comunidad católica nacional, y es muy leído básicamente en las iglesias y
parroquias.