viernes, 18 de abril de 2014

Crucifican a Jesús de Nazaret; muere cerca de las tres (hora novena) (Mt.27:45.50)

Antes de recibir la sentencia que lo condenó a la crucifixión, Jesús de Nazaret fue arrestado en Getsemaní por los guardias del templo, y presentado a Caifás sumo sacerdote Judío ese año.  Antes Caifás y el Sanhedrín político Jesús fue hallado culpable de “blasfemia”.  Al amanecer lo juzgó el Sanhedrín religioso y también lo encontró culpable, un crimen castigado con la muerte.
Conforme a la ley el permiso para ejecutar a Jesús debía provenir de los romanos, fue por eso que el Procurador de Judea Poncio Pilato lo recibió temprano y conoció sobre la acusación presentada no como blasfemo, sino como “un rey autoproclamado que rechazaría la autoridad romana”. Pilato no presentó ningún cargo contra él y lo envió a Herodes Antipas, tetrarca de Judea, quien tampoco presentó acusación oficial y lo devolvió a Pilato.
De nuevo Pilato no pudo encontrar base alguna para un cargo legal contra Jesús, pero la gente demandaba la crucifixión con persistencia y finalmente cedió a su demanda y entrego a Jesús para ser flagelado y crucificado.

McDowell ha revisado el clima político, religioso y económico de la época y ha determinado que hubo varias ilegalidades de los juicios judíos y romanos.
Jesús pasó por el juicio judío y el romano, obligándolo a caminar más de cuatro kilómetros de un local a otro.
A este hombre debilitado y burlado que reclamaba ser rey, los soldados comenzaron a castigarle colocando una túnica sobre sus hombros, una corona de espinas sobre su cabeza, y un palo como cetro en su mano derecha. A seguidas le escupían y le golpeaban la cabeza, las espaldas, las nalgas y las piernas.  Más aun, cuando le arrebataron la túnica, probablemente le reabrieron las heridas.
No se sabe si el número de azotes a Jesús se limitaba a 39, de acuerdo a la ley judía.
La flagelación produjo laceraciones en forma de rayas y considerable pérdida de sangre, y probablemente contribuyó al shock hipovolémico. En el lugar de la crucifixión, sus muñecas fueron clavadas al patíbulum, y luego que fuera alzado hasta el poste sus pies fueron clavados al estípite.
El mayor efecto patológico de la crucifixión era la interferencia con la respiración. Así que la muerte de Jesús resultó básicamente de shock hipo-volémico y asfixia.
Desde el mediodía hasta la tres de la tarde, se cubrió todo el país de tiniebla y cerca de (la hora novena) las tres según afirma Mateo 27: 45.50, Jesús pronuncio sus últimas palabras.   
La muerte fue asegurada por una punzada de lanza en su costado. La interpretación médica moderna del evento histórico indica que Jesús estaba muerto cuando fue bajado de la cruz.

Se afirma como un hecho milagroso la especulación difundida entre sus seguidores, de que Jesús podría resucitar en la madrugada del próximo domingo, el tercer día de su muerte.-