Por Luís santiago Sánchez Espinal. No tenemos que hacer un minucioso análisis de la
historia mundial para darnos cuenta de que han salido a la luz pública, toda una serie de documentos escritos y
verbales (ha habido piezas oratorias que
hoy son documentos), que han sido como saetas, dirigidas al corazón mismo de
regímenes y estado de cosas.
Hemos dicho en otras ocasiones que el hombre público debe respetar a su pueblo; manteniendo sus juicios con estricto apego a la verdad, ya que se debe hablar y escribir para edificar, para educar, y, no para mentir y engañar.
En este sentido, vamos a ver si tiene asidero real, lo que reza el título de esta entrega.
Hemos dicho en otras ocasiones que el hombre público debe respetar a su pueblo; manteniendo sus juicios con estricto apego a la verdad, ya que se debe hablar y escribir para edificar, para educar, y, no para mentir y engañar.
En este sentido, vamos a ver si tiene asidero real, lo que reza el título de esta entrega.
El primer ejemplo de lo que afirmamos es, el
enciclopedismo encabezado por D'Alembert y Diderot, que se convirtió en el
precursor de la revolución francesa.
El inmenso Domingo Faustino Sarmiento desarrolló una
feroz campaña por escrito en contra del tirano Rosas, y cuando el dictador
cayó, Sarmiento expresó:“Mi pluma lo mató”.
“La historia
me absorberá”, pieza oratoria pronunciada por el inimitable comandante Fidel
Alejandro Castro Ruz, en su auto defensa por haber asaltado el cuartel
Moncada), recorrió todos los confines de la isla de Cuba, y fue un puntal para
el derrocamiento de Batista.
Después de este breve paseo histórico, vamos a hacer
una parada final en nuestro país, para ver cuáles documentos han incidido más
en el devenir como nación.
El primer aldabonazo a la conciencia nacional lo
constituyó el manifiesto de separación de Haití y alianza entre los trinitarios
y los conservadores, lanzado al país, el 16 de enero de 1843.
El otro jalón fue firmado entre el papá de Hitler,
Pío XII y el “perínclito” de San Cristóbal, cuando establecieron el Concordato
entre los estados Vaticano y dominicano, el 16-6-1954.
Antes de este acuerdo,
la Iglesia Católica y Trujillo vivían en una especie de concubinato, pero cuando
el tirano y Pío XII matrimonian los dos estados (Vaticano-dominicano), se
produce una jugosa luna de miel que acarrea una serie de privilegios para los
prelados (se mantienen vigentes), pero Seis (6) años más tarde se produce un
violento divorcio entre el sátrapa y los sacerdotes, a raíz de leerse en todas
las parroquias del país el 31 de enero de 1960 una famosa carta pastoral, muy
ácida contra el gobierno. El jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM),
el coronel Johnny Abbes García, soltó los demonios contra los ministros
católicos, y junto con otros calieses,(algunos con vigencia todavía), fueron
capaces de meter prostitutas desnudas y borrachas en la Iglesia de La Vega,
cuando el Obispo Francisco Panal oficiaba una misa.
Estas acciones vandálicas y represivas del SIM no
menguaron la campaña de denuncias de la Iglesia contra el gobierno de
Trujillo-Balaguer, porque a principios de marzo del mismo año, los mitrados
redactaron una segunda carta pastoral.
Otros filosos documentos fueron el que se redactó en
San José, Costa Rica, el 20 de agosto de 1960, imponiéndole a nuestro país,
sanciones económicas y diplomáticas por que Trujillo y Abbes García prepararon
y ejecutaron un atentado en contra de la vida del presidente Betancourt de
Venezuela, el 24 de junio de 1960. Recuerdo el rostro compungido del canciller dominicano de esa época, el
doctor José Antonio Bonilla Atiles, cuando descendía por las escalinatas del
avión que lo trajo a nuestro país “con la sábana por un canto”.
Otra pieza oratoria digna de mármol, es la
pronunciada por el más grande conductor de masas que ha dado nuestra nación, el
doctor José Francisco peña Gómez, aquél 24 de abril de 1965, convocando al
pueblo a las calles, en respaldo de los cuarteles que se habían sublevado, en
rescate de la Constitución de 1963.
Dejé la Sentencia del TC No. 168-13 para cerrar este
trabajo,(Sentencia que Yo respaldo), porque creemos que este documento es el
que con más crudeza ha incidido, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras,
en nuestra historia republicana, ya que dividió en dos la opinión nacional;
enfrentó nuestro Presidente con otro jefe de estado (el Lic. Medina le dio una
pela verbal de “calzón quitao”, al inteventor jefe de las Granadinas y San
Vicente; y además (la Sagrada Sentencia 168-13 del TC), enfrentó al jefe de la
Iglesia Católica Dominicana con un subalterno; enfrentamiento este que fue
reseñado por un rotativo extranjero, el cual lanzó en dicha reseña, un chispazo
hacia el Vaticano, pero Francisco no dio su orden sacerdotal por aludida.