miércoles, 26 de agosto de 2015

La Isabela primera villa fundada por los Españoles en 1492, un tesoro arqueológico escondido


Por Wendy Almonte.-  En La Isabela, primera ciudad del Nuevo Mundo, fundada por Cristóbal Colón en su segundo viaje a la isla, quedan los vestigios de lo que fuera el castillo del almirante, la iglesia, el cementerio taíno español, la alhóndiga real y otras edificaciones que han sobrevivido a las inclemencias, no solo del tiempo, sino de las manos que en un momento la destruyeron.

La otra villa, convertida hoy en el Parque Nacional Arqueológico e Histórico - Museo de Sitio Villa de La Isabela- conserva las ruinas para contar la historia de la que fuera la villa fundada por más de 1,300 personas que vinieron junto al almirante para fundar un centro urbano.

Estas personas se asentaron allí cuando Colón vio que el Fuerte de la Navidad que había construido en su primer viaje había sido destruido por los indígenas, que previamente habían asesinado a los españoles, supuestamente en represalia porque estos estaban tomando sus mujeres, de acuerdo a lo relatado por el doctor Rafael Cantisano Arias, quien durante años realizó investigaciones en el área.

“En 1494 se fundó el primer ayuntamiento del Nuevo Mundo, que nosotros no hemos sabido valorizar, se cantó la primera misa de la religión católica, desembarcaron médicos, sacerdotes, agricultores, quienes sembraron por primera vez caña de azúcar y verdura”, expresó el doctor Cantisano Arias. 

Cantisano Arias afirma que aquí se pueden ver los restos de la iglesia, que queda en la parte baja del área, los restos de la casa del Almirante, el sitio donde estaba la alhóndiga real y donde se fundaron las primeras casas, gracias a las investigaciones que se hicieron con la ayuda de muchos topógrafos y gente que sabía del valor que existía en ese tiempo.

¿Qué queda de la villa?

Actualmente, en el área quedan vestigios del cementerio, donde se pueden ver decenas de tumbas, tanto de indios como de españoles que fueron enterrados allí. 

Cantisano Arias explica que este era un cementerio indígena que quedó ahí, pero los españoles enterraron sus muertos porque hubo una gran mortandad de españoles, por los problemas de diarrea, la alimentación, los problemas de paludismo, de tifoidea, de fiebre amarilla, en fin, una serie de enfermedades que el colono español no estaba preparado para recibir.

Las tumbas de indígenas y españoles se diferencian por la forma en que están colocadas las piedras, de acuerdo a lo expresado por el guía del parque, Roberto Cordero, quien explicó que las de los indios son las que tienen las piedras colocadas en círculo, pues estos enterraban a sus muertos en cuclillas, mientras que los de los españoles son más ovaladas, porque los enterraban boca arriba, con las manos sobre el pecho.

Destrucción de las ruinas 

Conservar las ruinas y los logros que los españoles trajeron consigo ha sido un tanto difícil, ya que, de acuerdo a lo expresado por Cantisano Arias, los gobiernos dominicanos no tuvieron la intención de mantener el desarrollo de la agricultura, de la mineralogía, de la salud de la gente, pese a las facilidades de la Organización Mundial de la Salud y de la OPS.

En cuanto a los cimientos de las edificaciones, Cantisano informó que para el año 1945, en tiempos del gobierno de Trujillo, se anunció la llegada de unos investigadores latinoamericanos, y que Trujillo puso un telegrama al gobernador de Puerto Plata ordenándole que preparara y limpiara La Isabela.

“Él ni tonto ni perezoso mandó un tractor, y en siendo piedras y pequeños levantamientos, todo eso se arrastró al mar, y después el gobernador le escribió un telegrama a Trujillo, diciéndole que La Isabela está limpia, lista, pueden venir. Esas son de las pocas cosas que han pasado en ese sitio abandonado, incluyendo su gente”, expresó el reputado médico. 

Cantisano Arias dice que ha sido muy difícil mantenerla, porque el dominicano no ha sabido valorizar el sentido histórico, geográfico, de meteorología, de mineralogía de esa zona, que pudiera ser una de las zonas más importantes de este país, incluyendo la residencia de muchos ministerios de gobierno, que no ha sucedido. 

Museo del Parque de La Isabela

En la década del 1989 a 1999, arqueólogos del Florida Museum of Natural History colaboraron con la Dirección Nacional de Parques de la República Dominicana, y con la Universidad Nacional y Experimental Francisco de Miranda de Venezuela, para excavar y estudiar La Isabela. Los resultados de estas investigaciones se pueden ver en el Museo del Parque de La Isabela, donde se han reunido varias piezas indígenas y varias piezas españolas.

“Allí se encuentran las piezas indígenas, como piedras y objetos fabricados de barro, así como objetos españoles como espuelas. Aún más, le digo que en las investigaciones que hizo un venezolano que estuvo aquí, encontró el esqueleto de uno de los perros que trajeron los españoles, tenían unos colmillos muy agresivos, eran usados para agredir a los indígenas, y ese esqueleto se sacó y se puso en un sitio, y desgraciadamente no tuvo la atención suficiente y se desbarató el esqueleto. Eso es un ejemplo sencillo de lo que ha pasado en La Isabela”, expresa con pesar el investigador.

Expresó que el museo ha estado funcionando, pero han venido muchas ideas y muchos cambios. Se ha estado trabajando con arqueólogos, entre ellos uno de apellido Cruset que estuvo ahí trabajando seis o siete años muy duro, pero desgraciadamente no se le puso efecto, acciones, y todo ese trabajo que se hizo se desbarató. “Por ahí pasaron arqueólogos europeos, entre ellos italianos, españoles, ingleses, en fin de diversas nacionalidades, pero no tuvo éxito porque no hubo una atención directa de los arqueólogos dominicanos”.

Árbol de guayacán

En las ruinas hay varios árboles de guayacán, uno de ellos que casualmente coincide donde estuvo la iglesia original, y hoy día ese árbol se conserva, es endémico del área. Hoy día, los artesanos usan las ramas secas de guayacán para hacer las artesanías que tienen a la venta en pequeñas tiendas que tienen en el parque, para que los visitantes lleven consigo recuerdo de su visita a La Isabela.